Hace más de dos décadas que unos testimonios de sanación increíbles despertaron nuestra curiosidad en relación con las terapias alternativas. Sin embargo, no fue hasta que vivimos en primera persona curaciones inconcebibles e irrealizables para la medicina oficial, que nos introdujimos en el estudio sistemático de las mismas. Su cosmovisión nos sedujo, pero sobretodo su eficacia. Desde entonces no hemos dejado de ampliar nuestro conocimiento, que a día de hoy es poco más que un átomo del vasto universo.

Las terapias alternativas constituyen el conjunto de sistemas, no reconocidos como medicina convencional, cuyo objetivo es la promoción de la salud, la prevención y el tratamiento de las enfermedades.

CARACTERÍSTICAS DE LAS TERAPIAS ALTERNATIVAS

En general, puede afirmarse que las terapias alternativas tienen ciertas características definitorias y comunes:

  • Concepción holística del universo. Los sistemas que conforman el universo son dinámicamente interdependientes y se encuentran interrelacionados.

  • Concepción holística del ser humano, que es uno de esos sistemas que componen el universo y que, a su vez, es una unidad viva conformada por tres dimensiones estrechamente interrelacionadas e interdependientes: cuerpo, mente y espíritu.

  • Creencia en la fuerza curativa de la naturaleza, conocida en las diferentes culturas con nombres diversos, tales como ki, chi, Qi, prana, ruaj, etc. Este principio universal inmaterial gobierna la estructura, organización y función del organismo y, cuando conserva la armonía, es capaz por sí solo de hacer retornar al organismo a su estado de salud. Aunque también existen terapias alternativas que prescinden de la fuerza vital y postulan que de la compleja organización del organismo humano emerge la extraordinaria propiedad de autoorganización. Esta propiedad es la que procura al ser humano la capacidad de curarse a sí mismo.

  • Concepción de la enfermedad como una pérdida del equilibrio, que puede originarse en cualquiera de las tres dimensiones y extenderse al resto.

  • La enorme relevancia que se adjudica a la promoción de la salud y la prevención de la enfermedad, sobre la conducta intervencionista más propia de la medicina oficial.

  • Abordaje preventivo y terapéutico integral cuerpo-mente-espíritu.

  • Principio de tratar las causas que se encuentran en el origen de los problemas de salud. Es decir, el abordaje de la raíz del problema y no sólo las hojas marchitas del mismo.

  • La no iatrogenicidad, o principio conocido como primum non noscere, como decía Hipócrates, el reconocido padre de la medicina. Las terapias alternativas usan métodos y agentes naturales que apoyan y/o dirigen a la fuerza curativa, o bien agentes biofísicos artificiales que respetan el principio de no causar daño, ya sean agujas, imanes o sistemas de biorresonancia.

RESURGIMIENTO DE LAS TERAPIAS NATURALES

A principios del siglo XX, la denominada “revolución de las medicinas milagrosas” contribuyó al declive de las terapias naturales en occidente. El descubrimiento del Salvarsan, primer antimicrobiano, las sulfanilamida, la sulfapiridina, los antibióticos, barbitúricos, anfetaminas, etc., causó una enorme euforia en el campo de la medicina, llegándose a pensar que en poco tiempo la química podría aliviar el sufrimiento de la humanidad al curar todas las enfermedades.

No obstante, en la década de los 70 del siglo XX, las terapias alternativas resurgieron con fuerza ante los fracasos de la medicina académica. La misma medicina que había prometido curarlo todo se enfrentaba al gran incremento de la incidencia y prevalencia de enfermedades cardiovasculares, crónicas y degenerativas, autoinmunes, cánceres, la resistencia de los microbios a los antibióticos y a los innumerables efectos indeseables. Si a esto se le suma su enfoque más impersonal y deshumanizador, podemos explicar la pérdida de adeptos en favor de las terapias alternativas, cuya importancia y relevancia es cada vez mayor.

Qué duda cabe de que la medicina oficial ha aportado a la humanidad avances y progresos inigualables. Sin embargo, está perdiendo fuelle. Por un lado, resulta evidente de que en la actualidad se encuentra limitada a la hora de prevenir y tratar este tipo de enfermedades crónicas. Por otro lado, su enfoque más impersonal y deshumanizador le está haciendo perder adeptos en occidente en favor de las terapias alternativas. Una mayor proporción de personas está conociendo la perspectiva humanista y global de las terapias alternativas y desean poder elegir cómo ser tratadas, a pesar de las acometidas, en algunos casos inquisitoriales, del stablishment médico y farmacéutico, que observa cómo le están comiendo parte del pastel.

CONFUSIÓN TERMINOLÓGICA

En el universo de las terapias naturales existe una confusión enorme en el sentido terminológico. La abundante terminología es abrumadora. Se usan de modo indistinto vocablos como medicina natural, medicina complementaria, medicina alternativa, medicina tradicional, medicina no convencional. Y como hay muchos, ilustres académicos, que no quieren que se las cataloguen como medicinas, insisten en términos como terapia natural, terapia complementaria, terapia alternativa, terapia tradicional, terapia no convencional. En fin, toda una locura.

Hasta 2014, el término “medicinas alternativas” era reconocido junto al de “medicinas complementarias” por el organismo del gobierno estadounidense conocido como National Center for Complementary and Alternative Medicines (NCCAM). No obstante, todo cambió. El citado organismo pasó a denominarse National Center for Complementary and Integrative Health (NCCIH), al mismo tiempo que se modificaba su objeto de estudio y divulgación. Las medicinas complementarias y alternativas pasaron a conocerse como salud complementaria e integrativa.

Las nuevas introducciones del National Center for Complementary and Integrative Health (NCCIH), excluyen el hecho de que las medicinas no convencionales puedan ser una terapia que sustituya (alternativa), y no sólo complemente, a la medicina oficial o académica. Es decir, le ha retirado la cualidad de sistema terapéutico completo e integral, que por sí sólo puede hacerse cargo de la salud de las personas, y lo considera un complemento. Complemento que cuando se asocia a la medicina oficial se denomina medicina integrativa.

Nosotros preferimos el uso de terapia en lugar de medicina, y de este modo ofendemos menos a los galenos de bata blanca y titulación universitaria. No obstante, mantenemos el apellido de alternativas. Eso sí, en ningún caso pretendemos dar a entender que la perspectiva holística de las terapias alternativas deba sustituir a la reduccionista de la medicina oficial. Ambas pueden ser complementarias en la búsqueda de la sanación, a pesar de que choquen frontalmente en la mayoría de los casos. Efectivamente, las terapias alternativas pueden complementar y, de hecho, rellenan las lagunas de la medicina oficial al atender la integridad global del ser humano. No obstante, también creemos que algunas terapias no convencionales constituyen sistemas terapéuticos completos e integrales que, por sí solos, pueden ser una alternativa a la hora de abordar los problemas de salud. Y ni que decir tiene que constituyen una alternativa eficacísima para promover la salud y prevenir la enfermedad.

Dentro de las terapias alternativas, algunos autores prefieren la denominación de medicina natural. En primer lugar, porque se resisten a la monopolización del término “medicina” por parte de la medicina oficial, académica, convencional (o como quiera que se apellide). En segundo lugar, por razones históricas. El término “medicina natural” no es moderno. J. Heinrich Rausse denominó Naturheilkunde (medicina natural) en 1836 para referirse inicialmente a la hidroterapia, y ampliándolo más tarde para incluir técnicas fisioterapéuticas, ejercicios gimnásticos, baños de sol, aire, tierra, dietética y empleo de hierbas medicinales. Otros prefirieron la palabra Naturopatía. Sin embargo, poco a poco ha ido englobándose bajo la denominación de medicina natural a todos los sistemas médicos tradicionales de culturas diversas y sociedades distantes, como la Medicina China o la Ayurveda.

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