LEY DEL KARMA. BUDISMO, CRISTIANISMO Y REDENCIÓN.

Causa y efecto. Karma
4.9
(10)

Hace casi 15 años que experimentamos una fuerte llamada espiritual. Nos afligía una sensación de vacío que no podíamos aplacar a través del perfeccionamiento físico y mental. Aunque teníamos la certeza de que el ser humano es más que cuerpo y mente, sangre y sesos, no habíamos concedido al aspecto espiritual la importancia que se merecía. Tal vez fuera el Karma.

Comenzó en ese momento una búsqueda incansable que nos llevó a escudriñar numerosas tradiciones espirituales, doctrinas filosóficas y confesiones religiosas. Pasaron por nuestras manos un sinfín de libros, y asistimos a incontables charlas y conferencias. Lo que narramos a continuación son algunas de las enseñanzas, experiencias y conclusiones extraídas por Jaakob de una serie de ponencias sobre el Karma y budismo tibetano impartidas por un Lama Rimpoche.

Lama Rimpoche

Un Rimpoche

LEY DEL KARMA

También conocida como ley de causa y efecto, se trata de la expresión natural de las decisiones humanas. Si están de acuerdo con el orden natural traerán un reflejo positivo a nuestra vida y al revés. Según la doctrina budista tibetana, las 10 acciones negativas, contrarias al orden moral, generan karma negativo. Este se va acumulando en la mente o bien en el cuerpo. Dese cuenta de la similitud entre el concepto de karma negativo y el de pecado. Este último es la transgresión del orden establecido por Dios.   

Karma

Efecto de una gota de agua

Tres acciones negativas están relacionadas con el cuerpo, como son matar, robar y tener relaciones sexuales inapropiadas. Cuatro acciones tendrían que ver con la palabra, como el caso de la mentira, las palabras hirientes, las palabras que generan división entre las personas y las conversaciones vanas (hablar por hablar). Y, por último, 3 acciones se encuentran vinculadas con la mente, como codiciar, la mala intención y la visión errónea (la percepción de una falsedad como si fuera verdad, como por ejemplo, no creer en la ley del karma).

EL SUFRIMIENTO

La doctrina fundamental del budismo gira en torno al sufrimiento. El ser humano sufre y de ello nos hablan las cuatro nobles verdades, recitadas por Buda en el sermón de Benarés:

  • Existencia del sufrimiento,
  • Causa del sufrimiento,
  • Posibilidad del cese del sufrimiento y
  • El camino que conduce al cese del sufrimiento (óctuple camino).
Sufrimiento y karma

Sufrimiento

El origen del sufrimiento es el deseo, la ignorancia y el apego. La consecuencia natural de estas pasiones humanas son las decisiones y acciones negativas que generan karma negativo.

LA MADURACIÓN DEL KARMA NEGATIVO

El karma negativo acumulado no desaparece por sí solo. En realidad, es semejante a una semilla plantada que germina, crece, ramifica y florece, produciendo sus nefastas consecuencias al darse las condiciones apropiadas. Podemos decir que el karma acumulado desaparece si se ha expresado, madurado o germinado. Es decir, si ha producido los efectos malos que albergaba en potencia, que no son otros que el sufrimiento en sus diferentes tipos1.

KARMA Y REENCARNACIÓN

La reencarnación o renacimiento es una consecuencia del karma acumulado.  Regresar a la vida imperfecta una y otra vez es una especie de infierno, pero al mismo tiempo es un medio por el cual el alma (la mayor parte de los budistas no creen en el alma, aunque sí los hindúes) puede ir librándose en vidas sucesivas del karma negativo.

LA PURIFICACIÓN DEL KARMA

Las impresiones kármicas negativas no madurarán, es decir, el sufrimiento o infelicidad fruto de las transgresiones no aparecerá, si se consiguen purificar. La única forma positiva de ir aliviando la carga kármica es a través del esfuerzo de purificación. El esfuerzo que realizamos por el seguimiento del noble sendero óctuple:

    • visión o comprensión correcta,
    • pensamiento correcto,
    • hablar correcto,
    • actuar correcto,
    • medio de vida correcto,
    • esfuerzo correcto,
    • consciencia del momento correcta y
    • meditación correcta.
Meditación budista

Meditación budista

Cada acción positiva, fruto del seguimiento del camino óctuple, contrarresta o elimina una porción proporcional del karma negativo. De este modo, el ser humano, a través de sucesivos renacimientos, puede llegar a librarse de la totalidad del karma negativo acumulado, hasta alcanzar la perfección y trascendencia del nirvana (el cielo budista)2

Resumiendo, si tenemos karma negativo acumulado, sólo existen dos formas de eliminarlo, según la tradición budista, a saber: la purificación, mediante un camino de rectitud, o la maduración, a través de la expresión nefasta del sufrimiento.

LA LEY DE LA SIEMBRA Y LA COSECHA

Aunque el Cristianismo no ha desarrollado una doctrina filosófica y metafísica tan extensa y detallada sobre la ley de la causa y el efecto (Karma), ciertamente las Escrituras revelan en numerosos pasajes ese mismo principio, que suele denominarse como ley de la siembra y la cosecha. En este caso, el pecado o transgresión de la ley divina traerá como consecuencia sufrimiento en esta vida y en la siguiente.

El tercer y quinto libro del Pentateuco (la Torá hebrea) cita una serie de maldiciones para los hijos de Israel si infringen el orden establecido por Dios: sequías, plagas, enfermedades, frustración, fracasos,… en definitiva, dolor, pena, tristeza y sufrimiento. 

OTRAS CITAS BÍBLICAS

En el libro de Job (4,8) dice así: ”Como yo he visto, los que aran iniquidad y siembran injuria, la siegan.” En Proverbios podemos encontrar sentencias similares, por ejemplo en 26:27:”El que cava foso caerá en él; y al que revuelve la piedra, sobre él le volverá”; y en 28:10 “El que hace errar a los rectos por el mal camino, él caerá en su misma fosa.”. El profeta Oseas (10,12-13) escribió lo siguiente:”Sembrad para vosotros en justicia, segad para vosotros en misericordia…Habéis arado iniquidad y segasteis iniquidad…” El apóstol de Tarso, en una de sus cartas, advertía que “todo lo que el ser humano sembrare, eso también segará”. En el célebre sermón del monte, Jehoshua exhortaba de este modo: ”No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzguéis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido”.

En cuanto a la vida después de la muerte, de nuevo la tradición judeocristiana no proporciona tanto detalle como la budista. Sólo se reconoce la certeza de que se recibirá la justa recompensa por lo pensado, dicho y hecho en esta vida y/o en el Mundo Venidero.

Espiga de trigo

Fruto de una buena siembra

PRÁCTICA TONGLEN  Y PURIFICACIÓN DEL KARMA

El Lama Rimpoche explicó, de manera muy breve y concisa, en qué consiste la práctica tibetana de “dar y recibir”. También llamada Tonglen. Comentó cómo un ser humano, movido por una gran compasión, puede decidir cargar el sufrimiento de los seres sobre sí, de tal manera que puedan verse liberados del mismo. El libro tibetano de la vida y la muerte de Sogyal Rimpoché, que leía Jaakob a la sazón, dice así sobre esta práctica:

”En la práctica del Tonglen de dar y recibir, asumimos y tomamos para nosotros, por medio de la compasión, todos los sufrimientos físicos y mentales de todos los seres: su miedo, frustración, dolor, rabia, culpa, amargura, dudas y odio; y les damos, por medio del amor toda nuestra felicidad, bienestar, paz de espíritu, capacidad de cura, realización y elevación…Practicar Tonglen hacia un amigo que sufre te ayuda a iniciar el proceso de ensanchar gradualmente el círculo de la compasión hasta aceptar el sufrimiento y purificar el karma de todos los seres, y darles tu felicidad, bienestar, alegría y paz mental”

RELACIÓN DE LA PRÁCTICA TONGLEN CON LA CREENCIA CENTRAL DEL CRISTIANISMO

Mientras el traductor intentaba trasladar al auditorio lo que el Venerable había explicado, Jaakob comenzó a examinar el ambiente. Algunos dejaban entrever una sonrisilla de admiración, otros entornaban los ojos llenos de una maravillosa perplejidad y la mayor parte del auditorio se encontraba amorosamente boquiabierto. En esos momentos se preguntaba si solamente él habría caído en la cuenta del parecido entre la citada práctica y lo acaecido hace veinte siglos en Judea de Canaán. Si únicamente él habría recordado lo que unos pocos van divulgando por los rincones del planeta. Que un personaje, esperado por todo un pueblo, al que denominaban Mashiaj (Mesías), había cargado con los pecados (karma negativo) de la humanidad para purgarlos con su muerte en un madero. Todo lo que había de suceder:

– Fue profetizado por Isaías siete siglos antes:

”…despreciado y evitado de los hombres, como un hombre de dolores, acostumbrado a sufrimientos, ante el cual se ocultaban los rostros, despreciado y desestimado. Él soportó nuestros sufrimientos y aguantó nuestros dolores; nosotros lo estimamos leproso,…Nuestro castigo de nuestra paz cayó sobre él, sus cicatrices nos curaron” Is 53, 3-5;

– Anunciado por el ángel a José (Mt 1:21):

“Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Jehoshua, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.” ;

– Y predicado al mundo por los apóstoles (1Pe 2:24-25):

”Él llevó nuestros pecados en su cuerpo hasta el leño, para que, muertos a los pecados, vivamos para la justicia. Con sus heridas fuisteis curados. Pues andabais errantes como ovejas, pero ahora os habéis convertido al pastor y guardián de vuestras almas.”

Crucifixión

¿Tonglen universal del Mashiaj?

LO QUE SUCEDIÓ A CONTINUACIÓN…

Dejó una huella indeleble en el corazón de Jaakob. Al percatarse de la relación entre el Tonglen y el sacrificio del Mashiaj, se le ocurrió compartir con parte de los asistentes el descubrimiento. Acto seguido se produjo un ambiente tenso, de rechazo y repudio. No sólo hubo muecas de asco, sino una intolerante represión agresiva de sus palabras. Sobre todo entre los practicantes devotos del budismo tibetano.

Únicamente sugirió una hipótesis, sin intención alguna de convencer a nadie. Se limitó a exponer que si Jehoshua vino a salvar a la humanidad de las consecuencias resultantes de sus pecados (karma negativo), tal vez fuese, para aquellos que creen en la reencarnación (y para los que no, también), una posibilidad preciosa de liberarse de la infinita sucesión de renacimientos que todo ser humano con carga kármica negativa (es decir, todos) debe soportar. Si las impresiones kármicas negativas han sido borradas de la cuenta de cada persona, ¿no es eso una buena noticia?

La algarabía que se produjo le hizo preguntarse: ¿cómo es posible que las personas puedan llegar a quedar fascinadas, deslumbradas y llenas de seducción al escuchar la posibilidad de purificación del karma a través de la sacrificada práctica Tonglen, al mismo tiempo que rechazan y repudian, mientras ponen muecas de asco, la afirmación del sacrificio de Jehoshua por la purificación, liberación o salvación kármica de la humanidad?

Ira y karma

Nos damos cuenta de que la opinión pública occidental suele rechazar el cristianismo. Sin embargo, el budismo y el hinduismo cuentan con su agrado y reconocimiento. El hecho de que los discípulos incondicionales de Buda rechazaran de modo tan implacable la práctica tonglen de alcance universal del Mashiaj, nos produce una desapacible sorpresa.

LA INTOLERANCIA DEL CORAZÓN HUMANO

Es reconocido que muchas gentes de oriente, como resultado de su cosmovisión no-dual de la realidad, son más tolerantes, flexibles y transigentes con las diversas creencias del mundo. De nosotros, los occidentales, herederos de la tradición greco-romana, suele afirmarse, y con razón, que somos más cerrados de miras. Nuestra visión dual de la existencia exige que si alguien tiene la razón, el otro carece de ella; que si mi doctrina es verdadera, la tuya es necesariamente falsa. Entonces, ¿qué sucedió aquel día entre los seguidores y practicantes del budismo? ¿Por qué no se comportaron según inspira su visión no-dual considerando que todas las creencias están interconectadas e interrelacionadas, que son un todo indisoluble, que la verdad admite diferentes interpretaciones y matices?

Creemos que la respuesta a estos interrogantes se halla en el corazón de la humanidad. Una cultura puede hacer a la persona más o menos tolerante, pero jamás podrá desarraigar la maldad que mora en su corazón. …Pero esto es otra historia que deberá ser contada en otra ocasión…

P´REZ&MÜLLER

Reflexión

Reflexión

1.- Según el budismo tibetano existen tres clases de sufrimiento resultantes de la maduración kármica. Estas son: el sufrimiento del sufrimiento, el sufrimiento del cambio y el sufrimiento inmanente a todo lo compuesto.

2.- En el budismo mahayana encontramos la figura del bodhisatva, quien habiendo alcanzado la perfección mediante la purificación de su karma negativo, renuncia al nirvana por amor de la humanidad, a la que desde ese momento guía amorosamente desde otro plano de consciencia. Algo similar a los santos católicos.

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    5 Comments on “LEY DEL KARMA. BUDISMO, CRISTIANISMO Y REDENCIÓN.”

    1. Creo firmemente que la intolerancia se arraiga en el corazón del hombre. Que aunque parezca que en la sociedad actual se ha llegado a una aceptación del otro, en realidad siguen marcándose las diferencias y separándonos. No hemos avanzado mucho en amor a nosotros mismos y hacia los demás.

    2. Creo que la cultura abarca muchos planos. La cultura espiritual (que se encuentra sepultada) y su práctica puede traer luz a los corazones, pero claro se interpone el ego, pues es el que juzga, perdona entre dientes y nos separa.La intolerancia es maldad (ego), deshacerla nuestra función. Desde mi punto de vista la cultura es sólo un conocimiento, la sabiduría está en aplicar ese conocimiento y por tanto si podría eliminarla.
      Un saludo.

      1. Muchas gracias por tu comentario, George. Tu optimismo es como brisa de aire fresco que conforta. Debemos preguntarnos si un negro puede mudar su piel o un leopardo sus manchas ¿Y si el mal formara parte de nuestra naturaleza como la piel oscura forma parte de la del negro y las manchas de la del leopardo? Sería un milagro erradicar el mal. Aunque los milagros existen.
        Un saludo afectuoso.

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