Después de que se descubriera su existencia y se relacionase con numerosas patologías, la inflamación crónica de bajo grado (ICBG) fue denominada el “enemigo silencioso”. Aparece de forma silente y sigilosa, sin que la persona que la sufre se percate de que en su organismo avanza uno de los principales factores de riesgo que existen.
Puede definirse como un proceso inflamatorio generalizado, porque afecta al organismo completo, pero de tan baja intensidad que, por lo general, pasa totalmente desapercibido. Además, es de desarrollo y evolución a largo plazo, es decir, crónica.
La inflamación crónica de bajo grado constituye el factor que subyace en la mayoría de enfermedades metabólicas y crónico-degenerativas, tan frecuentes en el mundo occidental. De ahí que se las halla denominado enfermedades de la abundancia o la opulencia, tales como el síndrome metabólico, la obesidad, la diabetes tipo II, las enfermedades cardiovasculares, las neurodegenerativas, las autoinmunes, e incluso el asma y la depresión.
QUÉ ES LA INFLAMACIÓN
Aunque nos lo pudiera parecer, la inflamación no es mala en sí misma. Muy al contrario, constituye un mecanismo de defensa, una respuesta que nuestro organismo pone en marcha para preservar y/o recobrar el equilibrio del medio interno. Este equilibrio, del que hemos escrito en más de una ocasión, se lo conoce como homeostasis.
El medio interno puede desestabilizarse como resultado de la acción de agentes o estímulos agresores externos (patógenos, tóxicos, condiciones climáticas, etc.) o como consecuencia de alteraciones internas (emociones, radicales libres, déficits de nutrientes, etc.).
Cuando el medio interno pierde el equilibrio, el organismo articula una serie de mecanismos para devolverle la estabilidad. En primer lugar, se activa la respuesta al estrés, también conocida como Síndrome de Adaptación General. Sobre esta respuesta fisiológica pueden saber más, si leen nuestro post en relación con los adaptógenos. En segundo lugar, si la homeostasis se altera más gravemente, y la respuesta al estrés ha sido insuficiente para restaurarla, el organismo pone en juego el proceso inflamatorio.
Por lo tanto, la inflamación no es más que un mecanismo que trata de mantener el equilibrio del medio interno dentro de un rango tolerable y saludable. Se trata, pues, de un dispositivo adaptativo, de protección y esencial para la supervivencia, que libera al organismo de las causas que pueden desequilibrarlo y de las consecuencias del desequilibrio. Ahora bien, si su activación es crónica, puede acabar causando problemas de salud, tal como sucede con la respuesta crónica al estrés.
TIPOS DE INFLAMACIÓN
Pueden distinguirse 3 variantes en el proceso inflamatorio: la inflamación aguda, la crónica y la crónica de bajo grado.
La inflamación aguda es una respuesta fisiológica a agentes que pueden producir lesión en los tejidos (tóxicos, patógenos) o bien a la lesión una vez producida. Se caracteriza por ser localizada (en un lugar concreto del organismo), de aparición rápida y de corta duración. Una vez se libera al organismo de las causas y/o consecuencias lesivas, la inflamación cede y desaparece.
La particularidad de la inflamación crónica consiste no sólo en ser duradera a lo largo del tiempo, sino en su capacidad para ocasionar cambios estructurales y funcionales en los tejidos afectados. Es decir, los tejidos afectados por este tipo de inflamación acaban siendo dañados, su estructura modificada y pierden la función.
La inflamación crónica de bajo grado, aunque presenta características comunes con los otros dos tipos de inflamación, no puede clasificarse como una de ellas. Ciertas particularidades la distinguen:
- Es sistémica o generalizada. No se circunscribe a un área delimitada, sino que afecta a todo el organismo.
- Es de evolución y desarrollo crónico.
- Presenta un aumento de los niveles circulantes de citocinas proinflamatorias, como la proteína C reactiva (PCR), el factor alfa de necrosis tumoral (TNF alfa) o la IL6 (interleucina 6).
- Los tejidos se hallan infiltrados por células inmunes, como linfocitos y macrófagos.
- No induce lesión en los tejidos infiltrados. No produce ni alteración estructural ni pérdida de la función de los tejidos afectados.
ORIGEN DE LA INFLAMACIÓN CRÓNICA DE BAJO GRADO
El origen de la ICBG es multifactorial, es decir, no es posible hallar una sola causa, sino múltiples. Con todo, nos atrevemos a reducir las causas a una exclusivamente: el estilo de vida desordenado. Pero debemos ser más específicos. El sedentarismo, la alimentación inadecuada, el estrés, los tóxicos y contaminantes, la falta de sueño y el desajuste del ritmo circadiano son algunos de los principales factores causales de la inflamación crónica de bajo grado.
Existen otros factores secundarios. Pero con secundarios no queremos aludir a una menor importancia, sino a que se encuentran en un segundo escalón causal, porque no son origen primario, sino consecuencia de otros factores primarios previos en el tiempo. Nos referimos a la disbiosis intestinal, la permeabilidad intestinal aumentada y la obesidad. Las tres tienen su origen en la alimentación, el sedentarismo, el estrés, etc.
PERMEABILIDAD INTESTINAL
La importancia de la hiperpermeabilidad intestinal es crítica en la génesis de la inflamación crónica de bajo grado. Lea nuestro post sobre el síndrome del intestino permeable. .
El intestino es naturalmente permeable, pero exhibe una permeabilidad selectiva. Si fuera totalmente impermeable, los nutrientes no pasarían de la luz intestinal a la sangre y la vida no existiría. No obstante, en ocasiones la integridad de la pared intestinal se ve comprometida, se deteriora, se lesiona y su funcionalidad se altera. Cuando esto sucede, no sólo atraviesan la pared intestinal los nutrientes necesarios, sino un sinfín de moléculas extrañas, como alimentos sin digerir, microbios o restos de microbios, etc. Una vez en sangre, estas sustancias extrañas son identificadas por el sistema inmunológico como invasoras y las ataca allá donde se encuentren, ocasionándose un proceso inflamatorio.
Múltiples son las causas del intestino permeable, como:
- Disbiosis intestinal. La flora intestinal o microbiota cumple funciones importantes, entre las que destacan el mantenimiento de la integridad de la barrera intestinal y la protección frente a patógenos invasores. El desequilibrio del ecosistema bacteriano del intestino permite el sobrecrecimiento de bacterias y otros microbios como la cándida (léase el síndrome de candidiasis crónica) que acaban deteriorando la mucosa del intestino.
- Alimentación inadecuada. Un exceso de alimentos, o de productos procesados, refinados, grasas hidrogenadas, parcialmente hidrogenadas (trans), azúcar,… pueden dañar la pared intestinal, así como alterar la microbiota. Tarde o temprano aparecerá inflamación intestinal e incremento de su permeabilidad.
- Tóxicos, como los aditivos alimentarios, o químicos como el Bisfenol A.
- Fármacos. Los antibióticos dañan la flora del intestino, barrera protectora natural. Los antiinflamatorios no esteroideos (AINES) y los corticoides lesionan la mucosa del intestino. Tanto juntos, como por separado, dichos medicamentos inducen mayor permeabilidad intestinal.
- Estrés crónico.
- Déficits de nutrientes, como el zinc y la vitamina D.
SEDENTARISMO
Ya no hay duda de ello. Por un lado, numerosos estudios relacionan el sedentarismo con el incremento de los marcadores inflamatorios. Y, por otro lado, las personas que realizan ejercicio físico de modo regular presentan concentraciones menores de dichos marcadores.
Siempre se creyó que el ejercicio físico promovía la inflamación. Se había observado aumentos de IL-6 (citocina proinflamatoria) tras la realización de ejercicios de contracción muscular. No obstante, diferentes estudios han demostrado todo lo contrario, a saber, que el ejercicio físico constituye un estímulo antiinflamatorio muy poderoso.
Verá usted, el músculo no es un órgano aislado del resto. Muy al contrario, se comunica con otros tejidos y órganos –hígado, páncreas, tejido adiposo, cerebro,…- a través de unos mediadores químicos llamados mioquinas. Entre las principales mioquinas destacan el BDNF (factor neurotrófico derivado del cerebro), el FGF2 (factor 2 de crecimiento fibroblástico), el IGF1 (factor 1 de crecimiento similar a la insulina), y la IL6 (interleucina 6). Estas sustancias, cuya secreción es promovida por el ejercicio físico, inducen un efecto antiinflamatorio incontestable.
La antigua confusión provenía de la observación de aumentos de IL-6 después del ejercicio. La IL6 actúa como mediador proinflamatorio cuando es segregada por las células del sistema inmune. Sin embargo, es antiinflamatorio al ser liberado por la contracción muscular.
Por otra parte, el ejercicio físico reduce la grasa visceral, que constituye un tejido muy activo biológicamente y con capacidad proinflamatoria. Además, disminuye la producción de especies reactivas de oxígeno (ROS) al potenciar los antioxidantes endógenos.
Qué duda cabe de que el ejercicio es una receta antiinflamatoria de primer orden, que la persona sedentaria no aprovecha.
DIETA E INFLAMACIÓN CRÓNICA DE BAJO GRADO
La dieta es un factor clave en la génesis de la inflamación crónica de bajo grado. Un patrón dietético saludable se asocia con bajos niveles de marcadores inflamatorios por dos razones. Indirectamente, porque posee una acción positiva y protectora sobre la mucosa intestinal y la microbiota. Y, directamente, por su potencial modulador del sistema inmunitario.
En general, y desde el punto de vista cualitativo, se consideran alimentos antiinflamatorios los cereales integrales, frutos secos, legumbres, pescado azul, verduras, hortalizas, frutas y el aceite de oliva (virgen, claro está). Todos ellos constituyen el núcleo de la dieta mediterránea. De ahí que la evidencia científica concluya que esta dieta posee un efecto antiinflamatorio notable.
Pero ahondemos un poco más. Deben tenerse en cuenta ciertos factores de la dieta que afectan a la inflamación. Entre ellos destacan la ingesta total de calorías, grasas totales, tipo de grasas, tipo de hidratos de carbono, fibra, y ciertas vitaminas y minerales.
- Una dieta hipocalórica se ha asociado a niveles bajos de marcadores inflamatorios. Por el contrario, un exceso calórico parece fomentar los procesos de inflamación.
- Un exceso de grasa en la dieta no se considera saludable por la misma razón. En cuanto al tipo de grasa, los ácidos grasos saturados (origen animal), los poliinsaturados omega 6 (aceites vegetales) y los trans son proinflamatorios. Por el contrario, los ácidos grasos poliinsaturados omega 3 (pescado azul) y 9 (aceite de oliva) exhiben un efecto antiinflamatorio.
- Los alimentos de alto índice glucémico son proinflamatorios.
- La ingesta de fibra dietética está asociada con baja inflamación.
- La vitamina C, E y los carotenoides disminuyen la concentración de marcadores de inflamación.
OTRAS CAUSAS
- Trastornos del sueño. Algunos estudios han demostrado que la privación parcial de sueño (reducción del tiempo total de sueño durante una o varias noches) eleva los niveles de mediadores inflamatorios. Lea La falta de sueño debilita el sistema inmune.
- Tanto el estrés agudo como crónico se asocian con un aumento de los niveles de citocinas proinflamatorias, al mismo tiempo que disminuyen los de citocinas antiinflamatorias. Aunque se desconocen los mecanismos exactos, se cree que la exposición crónica al cortisol -hormona glucocorticoide que se libera en la respuesta al estrés- podría estar detrás de estas alteraciones.
- Focos infecciosos periodontales.
- Tóxicos y contaminantes, como el tabaco.
- Desajustes del ritmo circadiano: La melatonina es una hormona que se produce principalmente en la glándula pineal. Su síntesis depende del ciclo diarios de luz y oscuridad. Entre sus funciones se encuentran la regulación del ritmo circadiano, es antiinflamatoria, inmunomoduladora y antioxidante. Pues bien, en estudios con pacientes se ha visto que niveles alterados de esta hormona guardan relación con procesos inflamatorios.
CONSECUENCIAS DE LA INFLAMACIÓN CRÓNICA DE BAJO GRADO
La asociación observada entre la ICBG y múltiples enfermedades metabólicas y crónico-degenerativas, condujo a los investigadores a creer que podría tratarse de una consecuencia de las mismas. Más tarde se descubrió que la ICBG se encontraba en el origen de estas enfermedades y al mismo tiempo era una consecuencia de ellas. Ser causa y consecuencia resulta un círculo vicioso muy peligroso, que se retroalimenta y perpetúa a sí mismo. Por ejemplo, y para que lo entienda mejor, la obesidad promueve ICBG, pero la ICBG también es un factor causal de obesidad.
Por tanto, nos encontramos frente a un problema de salud complejo, cuya causa es diversa, que subyace en el fondo de numerosas enfermedades y que, además, estas enfermedades lo alimentan y perpetúan en el tiempo.
RELACIÓN ENTRE LA OBESIDAD Y LA INFLAMACIÓN CRÓNICA DE BAJO GRADO
La obesidad es causa de ICBG, pero al mismo tiempo es una consecuencia, como explicaremos más adelante.
Cuando el adipocito se hipertrofia, es decir, cuando se llena en exceso de grasa, se producen procesos oxidativos. Estos incrementan el estrés oxidativo de la zona y como consecuencia, el sistema inmunológico induce un proceso inflamatorio localizado. A partir de aquí y como resultado de una cascada de eventos, la inflamación local puede generalizarse a todo el organismo.
Por otra parte, debe tener en cuenta que el tejido adiposo no es sólo un reservorio de energía en forma de grasa, sino que posee funciones endocrinas y autocrinas. Es decir, puede liberar sustancias al torrente sanguíneo que actúan a nivel local y general, tales como citocinas, quimiocinas y otras sustancias proinflamatorias.
Al contrario de lo que sucede con el tejido muscular, que libera sustancias antiinflamatorias (mioquinas), el tejido adiposo es una fuente de inflamación de primer orden. De ahí que modificar la composición corporal, ganando masa muscular y reduciendo porcentaje graso, sea tan beneficioso para la salud.
DIABETES TIPO II E INFLAMACIÓN CRÓNICA DE BAJO GRADO
Ya hemos escrito sobre esta enfermedad en varios post. Se trata de un trastorno caracterizado por:
- Resistencia a la insulina. Las células no son sensibles a la insulina, por lo que la glucosa no penetra en su interior para producir energía.
- Hiperinsulinemia. El organismo –concretamente, el páncreas- responde con una mayor secreción de insulina, con el objeto de compensar la resistencia a la insulina.
- Hiperglucemia. Los niveles de glucosa (o azúcar) en sangre se mantienen crónicamente elevados.
Pues bien, numerosos estudios han demostrado que la inflamación crónica de bajo grado se encuentra presente mucho tiempo antes de que se aparezcan las alteraciones metabólicas propias de la diabetes II. Por tanto, podría afirmarse que la ICBG sería causa y responsable del desarrollo de la diabetes II.
¿QUÉ MECANISMO CONDUCE DE LA INFLAMACIÓN A LA DIABETES TIPO II Y LA OBESIDAD?
Se ha evidenciado que la inflamación crónica de los tejidos interfiere en la capacidad de las células de responder correctamente a la insulina. Es decir, la ICBG sería uno de los factores responsables de la resistencia a la insulina.
La insulina es una hormona que permite que la glucosa penetre en el interior de las células. Como éstas no son sensibles a la insulina, es decir, no responden a su estímulo, la glucosa no puede penetrar en su interior y permanece en la sangre. El proceso inflamatorio crónico, por tanto, conduce a niveles de glucosa en sangre elevados. Estas alteraciones iniciales del metabolismo de la glucosa darán lugar, con el paso del tiempo, a la diabetes tipo II.
Y ahora podrá comprender por qué la ICBG es también causa de obesidad, y no sólo su consecuencia. La resistencia a la insulina produce elevación de la glucosa en sangre, ¿no es cierto? Lo primero que hace el organismo es almacenar la glucosa excedente en el hígado y los músculos. Pero cuando estos depósitos se encuentran repletos, la glucosa se transforma en grasa y se acumula en el tejido adiposo.
INFLAMACIÓN DE BAJO GRADO Y LA ENFERMEDAD CARDIOVASCULAR
Cuando la inflamación afecta a los vasos sanguíneos se promueve la formación de la placa de ateroma. Esta placa puede llegar a obstruir la luz arterial y producir enfermedades cardiovasculares, como el infarto, los ictus o la muerte súbita.
Por otra parte, la ICBG participa, a través de mecanismos de acción diversos, en la aparición de la hipertensión arterial y en el desarrollo de sus complicaciones –hipertrofia y disfunción del ventrículo izquierdo-. Como usted ya sabrá, la HTA es un factor de riesgo principal de las enfermedades cardiovasculares.
DEPRESIÓN E INFLAMACIÓN CRÓNICA DE BAJO GRADO
Numerosos estudios han evidenciado que los pacientes con depresión presentan concentraciones significativamente mayores de citocinas proinflamatorias. Por eso se creyó que la depresión inducía un estado inflamatorio.
Sin embargo, esta asociación entre cifras elevadas de marcadores inflamatorios y síntomas depresivos ha conducido a pensar que tal vez la depresión tenga un origen inflamatorio. Pues bien, así podría ser, teniendo en cuenta que las citocinas proinflamatorias reducen los niveles de serotonina y dopamina y contribuyen, por tanto, a la aparición y desarrollo de síntomas depresivos.
Podría interesarle leer nuestro post: Depresión y Ansiedad. Un enfoque Biológico, en el que aportamos pruebas de que la inflamación sistémica es una causa esencial de estos trastornos del estado de ánimo.
Por último, y para terminar este apartado, le ofrecemos un par de datos muy curiosos:
- Se ha encontrado relación entre la permeabilidad intestinal incrementada, la inflamación crónica de bajo grado y la esquizofrenia. Se postula la posibilidad de que la ICBG pueda relacionarse con otras enfermedades mentales.
- También se ha vinculado los focos infecciosos periodontales, ICBG y la enfermedad de Alzheimer.
CÓMO COMBATIR LA INFLAMACIÓN CRÓNICA DE BAJO GRADO
En primer lugar, y como medida más importante, recomendamos ordenar el estilo de vida. Debe ajustarlo, en la medida de lo posible, a los ritmos naturales, levantándose, saliendo a la calle, comiendo, acostándonos y ejercitándose a las horas debidas. Por ejemplo, permanecer enclaustrado entre cuatro paredes durante todo el día, hacer ejercicio una vez ha anochecido, cenar tarde y acostarnos a las tantas no puede considerarse una adaptación ideal a los ritmos naturales. Tarde o temprano se verá afectada la producción de melatonina y el ritmo circadiano. Y con ello, el sistema inmune, la digestión, el sueño, etc.
Trate de entrar en contacto con la naturaleza. A orillas del mar o en los bosques, los iones negativos ejercerán un efecto muy beneficioso, no sólo mejorando su estado de ánimo y ayudándole a combatir el estrés, sino incrementando los niveles de enzimas antioxidantes. La reducción del estrés oxidativo induce un efecto antiinflamatorio notable.
En la naturaleza podrá aprovechar los beneficios de la exposición al sol. Ya sabe que los niveles reducidos de vitamina D, tan frecuentes en la actualidad, guardan relación con la inflamación crónica de bajo grado.
Ande descalzo, con los pies desnudos sobre la tierra. Algunos estudios científicos evidencian el notable efecto antioxidante de esta práctica ancestral, hoy en día conocida como grounding o earthing.
Duerma lo necesario y aprenda a combatir el estrés. Los cambios en el estilo de vida citados más arriba le ayudarán a conseguirlo. Además, podría recurrir a las maravillosas plantas adaptógenas, que no sólo mejorarán su resistencia al estrés y le ayudarán a conciliar e incrementar la calidad del sueño, sino que le proporcionarán su reconocido efecto antioxidante y antiinflamatorio.
EJERCITE SU CUERPO
La ICBG promueve el catabolismo muscular, lo cual trae consigo la pérdida de masa muscular y fuerza. A su vez, la reducción de la masa muscular disminuye la secreción de mioquinas antiinflamatorias. No es difícil percatarse de que se trata de un círculo vicioso que perpetúa y agrava el estado inflamatorio. .
Se ha demostrado que tanto el entrenamiento de la fuerza como el de la resistencia aeróbica (de intensidad elevada) pueden romper el círculo vicioso que hemos descrito. Ambos tipos de ejercicio físico mejoran el estado inflamatorio al reducir la liberación de mediadores proinflamatorios.
Así que para combatir la ICBG debe ponerse a mover el cuerpo, tratando de modificar su composición corporal. Reducir su porcentaje de grasa -fuente de inflamación- e incrementar la masa muscular le procurará grandes beneficios para su salud.
CONSUMA UNA DIETA ANTIINFLAMATORIA
Una dieta antiinflamatoria no sólo le ayudará en el combate contra la ICBG, sino en la reparación de la mucosa intestinal. Aunque sobre la permeabilidad intestinal incrementada y cómo revertirla escribiremos más adelante.
En primer lugar, tenga en cuenta que resulta preferible comer menos que más. Así que, si su intención es combatir la ICBG, debe renunciar al consumo excesivo de calorías.
En segundo lugar:
- Incremente el consumo de hortalizas, verduras y frutas. El ajo es especialmente beneficioso porque reduce la ICBG y actúa como prebiótico, favoreciendo el desarrollo de una flora intestinal sana.
- No olvide los cereales integrales y las legumbres.
- Consuma más pescado azul y frutos secos.
- Elabore sus comidas y/o alíñelas con el oro líquido o aceite de oliva virgen.
- Introduzca en su dieta especies antioxidantes como el jengibre y la cúrcuma.
Y, por último:
- Elimine los procesados y ultraprocesados.
- Borre de la lista de la compra todo lo que contenga grasas trans.
- Reduzca el consumo de alimentos de origen animal, a excepción del pescado azul.
- Restrinja el consumo de cereales y harinas refinadas.
- Limite los aceites vegetales (excepto el de oliva) y elimine por completo aquellos que sean refinados.
- Tire a la basura el azúcar, las bebidas azucaradas (refrescos, zumos,…), bollería, golosinas,…
- Excepto el vino (y con moderación), evite el resto de alcoholes.
- Por su elevado contenido en antioxidantes podría añadir té a sus meriendas.
CONCLUSIÓN
La inflamación crónica de bajo grado es la respuesta del organismo a agresiones de naturaleza diversa, mantenidas en el tiempo y que desequilibran el medio interno (homeostasis). Al igual que sucede con la respuesta al estrés, el ser humano no puede tolerar la activación crónica de un estado inflamatorio, por muy fisiológico, natural y de baja intensidad que sea. Tarde o temprano aparecen trastornos de salud.
De hecho, la ICBG subyace, vincula y relaciona innumerables patologías metabólicas y crónico-degenerativas. Se trata de un nexo que explica la asociación demostrada entre enfermedades aparentemente sin relación, tales como la depresión, diabetes II, ECV, obesidad, síndrome metabólico, etc.
Tanta relevancia ha adquirido la teoría inflamatoria en la génesis de la enfermedad que el aumento de los niveles de marcadores inflamatorios se tiene en cuenta como predictor de eventos cardiovasculares, aumento de peso, diabetes tipo II, depresión, etc.
Con todo, la inflamación crónica de bajo grado no es el «enemigo silencioso«, como se la ha llamado. Tenga en cuenta que se trata de una respuesta fisiológica. Los verdaderos enemigos son los agresores, que el ser humano no es capaz de sortear y, de hecho, muchos de ellos son hasta bienvenidos. Por ello, a nosotros nos gusta llamarla el «factor insidioso».
REFERENCIAS CIENTÍFICAS
No hemos mencionado la relación entre el cáncer y la inflamación crónica de bajo grado, así que pueden ampliar información en el siguiente estudio inflamación y cáncer.
Exceso de hidratos de carbono refinados y déficit de micronutrientes aumentan los mediadores inflamatorios (aquí).
Estrés, inflamación crónica y enfermedad coronaria.
Menor diversidad microbiana intestinal se asocia a mayor concentración de mediadores inflamatorios.
Inflamación crónica de bajo grado, desórdenes metabólicos y trastornos del comportamiento.
Ácidos grasos trans e inflamación vascular.
Sedentarismo e inflamación crónica de bajo grado.
Pérdida de sueño e inflamación.
Alteraciones del sueño y enfermedad inflamatoria.
Inflamación crónica de bajo grado, obesidad y cáncer colorrectal.
La vitamina D reduce la inflamación crónica de bajo grado.
P´REZ&MÜLLER
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14 Comments on “INFLAMACIÓN CRÓNICA DE BAJO GRADO”
Excelente quiero mas información sobre terapia natural
Gracias, Samuel Darío. Seguiremos escribiendo sobre temas relacionados con las terapias naturales. No olvide que estas terapias incluyen la nutrición, actividad física y la atención indispensable a la esfera psicoespiritual. También puede seguirnos en Facebook, donde publicamos datos muy interesantes. Un saludo cordial.
Excelente aporte para la salud ,esto es una realidad que se ve a diario principalmente en pacientes con una dieta descompensada y sometidos a estrés.
En la medicina bierreguladora de sistemas se maneja mucho a este tipo de pacientes con medicamentos biorreguladores con muy buenos resultados , sin efectos secundarios y con estudios clínicos , la nutrición es fundamental en el tratamiento de estos pacientes .
Gracias, David, por su comentario positivo y contribución.
Nos tienen acostumbrados a artículos de gran calidad, pero este es excepcional. La opinión pública cada día es más consciente de la importancia de combatir la inflamación crónica de bajo grado por su relación con muchas patologías. Y la ciencia ya dispone de suficiente evidencia para tratarla, aunque pocos medicos la tienen en cuenta. Como no hay medicamentos seguros contra este proceso inflamatorio, lo mejor es lo que ustedes propone; una terapia basada en la alimentación y en cambios del estilo de vida. Muchas gracias.
Hola, Silvia. Numerosos estudios confirman que la inflamación crónica de bajo grado podría solventarse con una simple intervención dietética y un plan de ejercicio físico, sin la necesidad de consumir los perjudiciales antiinflmatorios. Un saludo.
Creo que algunas plantas son antiinflamatorias y podrían ser muy beneficiosas para la inflamación crónica de bajo grado. Que opinas?
En efecto. No cabe duda de que ciertas plantas son fantásticas, pero para mantener un estado interno adecuado debemos adoptar hábitos de vida saludables, que incluyan aspectos como la dieta, el sueño, las emociones, la actividad física, etc. Un saludo cordial, Sonia.
Si el estilo de vida incorrecto y la alimentación es la causa de la inflamación crónica y esta está en el origen de tantas enfermedades, simplemente con modificar nuestra forma de vivir se podrían prevenir muchas enfermedades. Gracias por la información, es muy completa e informativa.
En efecto, corregir el estilo de vida, incluyendo la dieta y la mente, es el primer y gran paso para restaurar la salud. Gracias y un saludo.
Pedazo de artículo. Deberían profundizar en la dieta antiinflamatoria. En cualquier caso, grandísisimo post. Muchísimas gracias.
Muchas gracias, Lean. Un saludo fuerte.
Muy buena información de este desconocido problema de salud. Muchísimas gracias.
Le agradecemos mucho su comentario. Gracias, Roberto. Un saludo.