CÓMO TRASCENDER EL EGO (I). EJERCICIO PRÁCTICO

Como trascender el ego
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Aprender a desposeer al ego del trono en que casi siempre se encuentra debe ser una prioridad para quien se ha propuesto perfeccionarse. No debe intentar eliminarlo, como expusimos en el post sobre el ego, pues no sólo es imposible sino nada beneficioso. Tiene que aprender a trascender el ego e integrarlo.

Quien desee trascender el ego, puede ponerse manos a la obra de tres formas distintas. Este post lo dedicamos a la primera de ellas: dirigir la mirada hacia afuera de uno mismo

EL EGO

El ego es una construcción mental, un personaje cuyo diseño se inicia en nuestra tierna infancia. Resulta un marco de referencia a través del que percibimos e interpretamos la realidad. Incluye nuestras creencias, esquemas, expectativas, actitudes, etc.

El ego nos permite ser conscientes de nosotros mismos y nos habilita para enfrentarnos a las circunstancias de la vida. Nos capacita para establecer objetivos y diseñar planes. Es la fuente de la energía para ambicionar y luchar por la satisfacción de nuestros deseos.

Por tanto, el ego constituye un marco de referencia crucial para nuestro desarrollo personal. No obstante, no es oro todo lo que reluce. El ego crece y crece hasta convertirse en una entidad poderosa, que acaba usurpando un trono que no le corresponde. Desbanca al Yo esencial y lo convierte en un súbdito a su merced.

INCONVENIENTES DEL REINADO DEL EGO

El ego nos proporciona una visión del mundo muy limitada y centrada en nosotros mismos. Por un lado, nos incapacita para reconocernos en todo lo que nos rodea. Construye límites en torno nuestro y nos hace percibirnos separados, independientes y autónomos.

Por otro lado, nos convence de que somos el centro del universo y que todo gira alrededor nuestro.

Perder la conexión con lo que nos rodea y percibirnos como el actor principal de la existencia, nos limita sobremanera la capacidad de amar. 

En definitiva, el ego descontrolado nos procura un modo falso de ver y entender la esencia de la realidad. Y esta ignorancia es fuente de sufrimiento.

El reinado del ego

COMO TRASCENDER EL EGO

Para poder trascender e integrar el ego es preciso que extienda y amplíe su conciencia. Debe tomar conciencia de quién es usted y de qué papel juega en la realidad. Debe percatarse de que no es el actor principal y, menos aún, un ser separado e independiente de la totalidad de las cosas. Tiene que corregir ese error fundamental de su percepción y ser consciente de la verdadera esencia de la existencia.

Cuando sea capaz de apreciar la totalidad, y no ceder ante la visión fragmentada que le proporciona su ego, la interconexión y la interdependencia de todas las cosas aparecerá delante de usted. Así, dejará de identificarse absolutamente con su ego y se dará cuenta de que, en realidad, está conectado con el todo y que es dependiente de él.

SABIDURÍA ZEN PARA TRASCENDER EL EGO

Aunque nos suene extraño, el método que los seguidores Zen utilizan para alcanzar el Satori (despertar) se sitúa en medio de dos polos opuestos. Para comprender correctamente la realidad rechazan el intelectualismo, pero al mismo tiempo el quietismo. No tratan de desentrañar la complejidad de la realidad a través del intelecto ni tampoco conduciendo a la mente al estado de cesación y vacío. Ni una mente en perpetua actividad ni en absoluta calma.

El proceso comienza con una intensificación del carácter investigador y una apasionada búsqueda intelectual. Según refiere el Zen, de la fuerza de ese espíritu investigador dependerá la profundidad del Satori. De ahí que el maestro proponga a sus discípulos un problema (Koan), que deben convertir en el único objeto de su pensamiento. Y en el que deben concentrar toda su actividad intelectual.

El koan es una adivinanza, con frecuencia ilógica y sin solución aparente. Lo que pretende el maestro Zen es desconcertar el razonamiento lógico del discípulo, generar una intensa y molesta tensión intelectual que se traduzca con el tiempo –en ocasiones, pasan años- en una ampliación de consciencia y despertar.

Sabiduría zen para trascender el ego

KOAN: USTED NO ES ESO

El universo en su totalidad es un gran koan. El pensamiento humano lleva milenios tratando de resolverlo. Así que usaremos una parte de esa totalidad enigmática y paradójica para el ejercicio práctico que le proponemos.

En ningún caso se nos pasa por la cabeza ofrecerle un koan que le mantenga meses sumido en una intensa búsqueda por solucionarlo. Se cansaría y abandonaría. Ni usted es un discípulo zen ni nosotros maestros. Así que nos hemos permitido la licencia de adaptar para usted el sistema zen. Le describiremos un problema sencillo al tiempo que le ofrecemos la solución. Sólo le pediremos que reflexione intensamente tanto sobre el problema como sobre la solución.  

Ahí va el koan:   

“Ante la inquietud de un discípulo sobre la identidad humana, el maestro le respondió: -Tú no eres eso-“

CIENCIA PARA LA RESOLUCIÓN DEL KOAN

Para poder penetrar en las palabras del maestro vamos a recurrir a la ciencia biológica.

Usted, nosotros y todos los seres humanos vivimos en un planeta privilegiado. Ni demasiado cerca ni demasiado lejos del sol. Si estuviera un poco más lejos, las bajas temperaturas no permitirían las reacciones químicas. Si estuviera un poco más cerca, los compuestos químicos se volverían inestables.

La Tierra también tiene la dimensión justa. Un tamaño menor no permitiría una atmósfera protectora y en uno mayor la atmósfera sería tan densa que la luz del sol no podría alcanzar la superficie del planeta.

Sigamos. Nuestra vida depende de un proceso químico que ocurre en las plantas, algas y otros organismos unicelulares de los océanos. Se trata de la fotosíntesis. Gracias a ella, las plantas capturan la energía proveniente del sol –en forma de luz visible- y la utilizan para fabricar hidratos de carbono y otras moléculas orgánicas. Estas moléculas se incorporan al ser humano a través de la alimentación. Pero aún hay más. Durante el proceso de la fotosíntesis, las plantas captan del CO2 de la atmósfera y liberan el O2 que respiramos. Usted y nosotros dependemos de la energía producida en nuestras células a partir de las moléculas orgánicas y el oxígeno generados por las plantas.

Podría decirse que usted vive de la energía del sol. Las plantas capturan los rayos solares y los convierten en moléculas orgánicas. La vaca se alimenta de esas plantas y usted de las plantas y la vaca. Al final, la energía solar se ha transformado en la materia viva de su organismo.

La conexión y la dependencia de todo

REFLEXIONES SOBRE EL KOAN 

Antes de proponer el ejercicio práctico, debemos reflexionar un poco más. A la pregunta de “qué o quién soy yo”, el maestro responde “tú no eres eso”. Si usted atiende a su ego, llegará a la conclusión de que es un ser autónomo e independiente. Al mismo tiempo, su ego afirmará que se encuentra separado de lo que le rodea. Pues bien, usted no es eso.

NO ES TAN AUTOSUFICIENTE COMO CREE

Usted no es tan importante como su ego pretende hacerle creer. Ciertamente, usted es un ser privilegiado. De ello no cabe la menor duda. Pero, ¿ha hecho algo para merecer tal privilegio? La respuesta es “nada”.

Nuestro planeta tiene la dimensión y posición exactas para que usted viva. En Saturno, por ejemplo, no hay privilegiados como nosotros. Además, las plantas aprovechan la bendición solar, fabrican alimento y liberan oxígeno para que usted exista. ¿Ha agradecido alguna vez los dones que ha recibido? ¿Le ha devuelto al planeta el regalo otorgado?

En realidad, usted es un ser dependiente. No tiene vida en sí mismo. Entonces ¿por qué se jacta, si lo más importante le ha sido dado? En el fondo, ¿qué posee que no haya recibido?

Así que puede convertirse en un ser consciente de su dependencia, pero agradecido, que no viva sólo para usted, sino para lo que le rodea. O bien, un ser inconsciente, ignorante y, además, ingrato, por cuanto no cuida de las cosas y fenómenos que le permiten gozar de la vida. En este último caso, no es usted mejor que un parásito.

LA SEPARACIÓN ES UNA ILUSIÓN DEL EGO

Por otro lado, usted no está separado, como un compartimento estanco, de lo que le rodea. Debe darse cuenta de que las cosas y los fenómenos que entiende como distintos y opuestos, se encuentran íntimamente interconectados. Que lo que le parece evidentemente diferente, es implícitamente una misma cosa. Que la separación con el entorno es una percepción errónea del ego.

En apariencia, usted y las plantas son diferentes, ¿no es cierto? Pero esa separación que percibe no es absoluta. En el fondo usted participa de la naturaleza de las plantas en tanto su estructura y función física se originan en ellas. Se encuentra conectado a las plantas (además de ser dependiente de las mismas).

Debe desechar la percepción de separación que le presenta el ego. Tiene que aceptar que ninguna cosa y ningún fenómeno existe de modo autónomo. Y que todo se encuentra conectado, de una u otra forma, en uno u otro nivel.

En definitiva, la naturaleza de la realidad es interconexión e interdependencia. Si llega a asimilar esta ley fundamental, logrará reducir su egocentrismo y, como resultado, despertará en usted un mayor amor por lo que le rodea. Le aseguramos que amar más, se traducirá en sufrir menos.  

Todo lo expuesto es válido para quienes creen en una Divinidad. Aunque para los creyentes la realidad no se detiene en la naturaleza que nos rodea. Para ellos, la cadena de interconexiones e interdependencias tiene un origen en Dios, el cual sería la causa de todo. Con Él estaríamos íntimamente conectados y de Él dependería nuestra vida, aunque el ego se interpondría constantemente con esa realidad, incluso en el creyente más fiel.

Interconexión e interdependencia

VAYAMOS A LA PRÁCTICA PARA TRASCENDER EL EGO

Una vez ha llevado a cabo el trabajo intelectual, debe iniciar la práctica meditativa. Porque no podrá trascender el ego y advertir su unidad esencial con el todo exclusivamente a través del intelecto y el esfuerzo racional. La aprehensión íntima de la realidad sólo puede alcanzarse a través de ciertas prácticas. Gracias a ellas, el conocimiento surge de modo inmediato, sin mediación de la voluntad racional, y quebranta completamente el ego. Esto es lo que busca el maestro zen. No desea que el discípulo alcance una resolución lógico-racional del problema (koan), sino intuitiva-contemplativa. 

En este caso, le proponemos dirigir su atención fuera de sí mismo. En un futuro le enseñaremos a dirigir su mirada hacia adentro.

ABSTRACCIÓN DE SÍ MISMO

Busque un lugar apartado. Si es posible, un lugar elevado con vegetación, a donde le cueste esfuerzo llegar. Una vez allí y con el corazón aún agitado, descálcese. Pise la tierra. No hace falta que cierre los ojos.

Piense en lo siguiente. La Tierra es un planeta, cuyo justo tamaño y localización le permiten sentir sobre su rostro la caricia suave de los rayos del sol. Relájese. Dirija su mirada al astro rey –no lo haga directamente-, sienta su calor y luz. De la estrella del cielo emana la energía, cuyo flujo por todos los seres es la esencia de la vida. Siéntase agradecido.

Admire la vegetación que le rodea e imagine los procesos químicos que tienen lugar en sus hojas. Ella capta la luz del sol, CO2 y fabrica los macronutrientes que más tarde usted incorporará en su dieta. Imagine esos macronutrientes siendo la fuente de su energía, formando su estructura física y participando en infinidad de procesos fisiológicos.

Además, en ese preciso instante la vegetación está liberando el oxígeno que usted inhala. Respire profundamente, perciba ese oxígeno e imagine cómo se distribuye por cada célula de su cuerpo permitiéndole vivir. Siéntase agradecido.

CONTEMPLACIÓN

Relájese y continúe meditando. Ahora sí puede cerrar los ojos, si lo desea. Contemple el flujo de energía completo: desde el tamaño y ubicación exactos de la Tierra, el Sol emitiendo luz, las plantas captándola y produciendo macronutrientes y oxígeno. Comprenda que está conectado con el Sol y las plantas. Sienta el cuidado y la atención amorosa que le brindan. El Sol y las plantas están implícitas en usted y forman parte de su naturaleza. Sea consciente de esa íntima conexión, de la cual depende su vida.

Práctica para trascender el ego

QUÉ DEBE ESPERAR DE LA PRÁCTICA

Cada persona responde de un modo y a un ritmo particular. Hay quien de forma inmediata se percata de su limitada percepción del mundo, amplía su conciencia y quebranta su ego. En otros casos, toma más tiempo destronarlo.

En cualquier caso, y en nuestra opinión, la profundidad de la toma de consciencia depende la intensidad de la búsqueda intelectual previa. De modo que le sugerimos que se tome su tiempo antes de lanzarse a la práctica. Medite y reflexione con vehemencia y pasión sobre el koan. Una vez capte y penetre en su solución, lleve a cabo la práctica recomendada. Nunca antes. 

En futuros post le propondremos más ejercicios que le permitan trascender el ego. 

P´REZ&MÜLLER

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2 Comments on “CÓMO TRASCENDER EL EGO (I). EJERCICIO PRÁCTICO”

    1. Gracias, Eva. Esperamos que disfrute la experiencia y le sea de provecho. Un saludo cordial.

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