EPICTETO, EL ESTOICO DE LA LIBERTAD

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Desde hace años, estamos asistiendo con sorpresa al resurgimiento de una de las filosofías más antiguas de la humanidad: el estoicismo. Diferentes ámbitos del conocimiento y las finanzas han adoptado buena parte de sus postulados, en especial de su representante de moda: Epicteto.

La enorme popularidad actual del estoicismo se debe, en parte, a la semejanza entre el mundo que lo vio nacer y el actual. Cuando Zenón de Citilo fundó la escuela estoica hace más de 2300 años, tanto sus conciudadanos como él mismo observaban cómo el mundo conocido se desmoronaba a su alrededor. El gran reino de Macedonia se derrumbaba. Del mismo modo, actualmente presenciamos la decadencia del nuestro, que se hace trizas delante de nuestros ojos sin que podamos controlar absolutamente nada. Léase La gran estafa de la pandemia. 

No es de extrañar que, a día de hoy, las personas sufran más que nunca los efectos de la intranquilidad, preocupación, infelicidad, trastornos del ánimo (ansiedad, depresión) y un sentido de vacío, en especial entre nuestros jóvenes. Léase Cómo superar el confinamiento y salir fortalecido

En estas circunstancias es donde aparece a nuestro rescate la filosofía estoica y algunas disciplinas de la psicología, que han sabido reconocer y recopilar el legado estoico, tales como la psicología cognitiva. Y si hay un filósofo que ha destacado sobre los demás, ha sido Epicteto, no sólo por la sencillez, claridad y la franqueza de sus escritos, sino porque eleva la libertad al bien supremo.

QUIÉN FUE EPICTETO

Epicteto es uno de los representantes más célebres de la filosofía estoica en la actualidad. Nació en torno al año 50 d.C. en Hierápolis de Frigia y vivió como un esclavo en Roma durante más de 40 años. Después de que le concedieran la libertad, fundó una escuela filosófica en Nicópolis. Tal llegó a ser su renombre, que acudían ciudadanos de diversas clases sociales para recibir formación.

Gracias a uno de sus discípulos, Flavio Arriano de Nicomedia, las enseñanzas de Epicteto fueron recogidas y plasmadas fielmente por escrito en las Disertaciones y el Enquiridión (también conocido como Máximas o Manual de Vida).

La filosofía de Epicteto nos muestra cómo vivir una vida plena y ser mejores personas, pero se centra esencialmente en la conquista de la libertad, lo cual es un reflejo de su aprendizaje durante su esclavitud en Roma.

PRINCIPIOS FUNDAMENTALES DE LA FILOSOFÍA DE EPICTETO

Para alcanzar el objetivo supremo de la libertad, Epicteto nos propone dos principios fundamentales.

1.- Autocontrol. Las circunstancias externas no son controlables, sólo la mente lo es. Una persona libre no cede el control de su vida a las emociones, sino que se mantiene imperturbable por medio del gobierno de su mente. Epicteto recomienda que debemos aprender a aceptar todas las circunstancias de la vida y asumir nuestra incapacidad para controlarlas. Como no dependen de nosotros, podemos aprender a controlar lo único sobre lo que sí tenemos poder: la mente. Así llegamos a relajarnos y aceptar las cosas como vienen, alcanzando la tranquilidad de espíritu o Ataraxia.

2.- Autoconocimiento. Por tanto, no son las circunstancias las que tienen la capacidad de hacernos daño, sino la interpretación que de ellas hacemos. De ahí que Epicteto nos anime al autoconocimiento, a enfocar nuestra atención hacia el interior y olvidarnos de lo acontece fuera de nosotros. Como no poseemos el control de lo que sucede a nuestro alrededor, debemos prestar atención en exclusiva a lo que depende de nosotros, esto es, a los pensamientos y las acciones.

Cuando se es capaz de aceptar lo que depende o no de nosotros y de distinguir lo que se encuentra bajo nuestro control de lo que no, adquirimos la competencia para discriminar entre los deseos caprichosos y las verdaderas necesidades. Este hecho se traduce en libertad y, como consecuencia, en una vida más plena y feliz.

Ambos principios son recogidos por la psicología cognitiva, disciplina que defiende que las creencias y pensamientos constituyen el fundamento de los fenómenos psicológicos. Postula que nuestras emociones no dependen de las circunstancias, sino de la interpretación que hacemos acerca de ellas, la cual depende en última instancia de las creencias.

«MANUAL DE VIDA» DE EPICTETO

Hemos hecho una selección para usted de fragmentos del Enquiridión que, a nuestro entender, son los más interesantes. Le recomendamos que medite sobre ellos y decida si son aplicables a su vida.

Le advertimos que encontrará pasajes sorprendentes, que chocarán frontalmente con su modo de ver la vida (y con el de la gran mayoría). Entre los principios fundamentales de la filosofía estoica hemos omitido uno: la existencia predeterminada. Verá, una de las cosas que no está bajo nuestro control es el destino, diseñado para nosotros por los dioses. Si no está de acuerdo con esta enseñanza, cuando detecte los fragmentos, deséchelos y guarde en su corazón los que le parezca.

En cualquier caso, le aseguramos que no es tarea fácil aceptar la visión estoica general y asimilarla. Más aún, ponerla en práctica. Adquirir un cierto grado de la sabiduría que nos propone Epicteto, requiere esfuerzo y trabajo constante.

Le dejamos ya con nuestra selección de máximas de Epicteto. Por cierto, los títulos de los diferentes epígrafes, las citas en negrita y, por supuesto, las imágenes no se encuentran en el original. Han sido añadidos por nosotros, como medio para distinguir las diferentes enseñanzas éticas prácticas y para llamar la atención del lector en relación con las claves relevantes de su doctrina.

DE LA DEPENDENCIA DE LAS COSAS

Todo lo que hay en la naturaleza, o depende de nosotros, o no depende. Lo que depende de nosotros son nuestras opiniones, nuestras inclinaciones, nuestros deseos, nuestras repugnancias; en una palabra, todas nuestras acciones. Lo que no depende son los cuerpos, los bienes, la reputación, las dignidades; en fin, todo aquello que no es obra nuestra.

Las cosas que dependen de nosotros son libres por su naturaleza: nada puede forzarlas, ni servirlas de obstáculo: las que no dependen, son débiles, esclavas, inciertas y extranjeras. Acuérdate, pues, que si crees libre lo que es dependiente por su naturaleza, si miras lo que no está en tu poder como una cosa que te sea propia, encontrarás obstáculos a cada paso, te verás afligido, turbado, acusarás a los dioses y a los hombres. En cambio, si tomas solamente por tuyo lo que es realmente tuyo, y por ajeno lo que a otro pertenece, no experimentarás jamás embarazo, ni obstáculo en tus acciones, no acusarás ni vituperarás a nadie, nada harás contra tu gusto, nadie podrá ofenderte, no tendrás enemigos, y nada desagradable te sucederá.

Así, pues, a la vista de algún accidente desagradable, di al instante: tú no eres más que una imaginación, y de ningún modo lo que pareces. Sírvete después, para determinar su medida de las reglas que has aprendido, sobre todo, de la primera: examina si esta desgracia es del número de aquellas cosas que están o no están en nuestro poder; porque si es de la naturaleza de las que no dependen de nosotros, di atrevidamente entonces, que ella no te toca.

No todo depende de nosotros

No depende de usted el movimiento de la sombra que proyecta un árbol, sólo puede controlar su propia conducta y moverse para seguir disfrutando de ella.  

DE LOS DESEOS, DE ACUERDO CON EPICTETO

Acuérdate de que el fin de todo deseo, es el de obtener lo que se apetece, así corno el fin de toda aversión, es el de evitar lo que la causa; y que el hombre es igualmente desgraciado, sea que el suceso realice sus temores, sea que no corresponda a sus deseos. Si tu aversión, pues, no recae sino sobre cosas que están en tu poder, jamás experimentarás los males que temes; pero si temes la enfermedad, la pobreza, o la muerte, siempre serás miserable.

Tranquilo sobre todo lo que no está en tu mano, terne únicamente las cosas que te están sometidas. Cercena desde luego todos tus deseos; porque si no tienen por objeto lo que está en tu mano, tus esperanzas quedarán necesariamente frustradas. En cuanto a las cosas mismas que dependen de ti, tú no te hallas todavía en estado de conocer lo que es bien visto desear: conténtate solamente con no buscar nada, ni huir nada, sino con moderación, con discreción y con reserva.

No pidas que los sucesos se arreglen a tus deseos; sino, conforma tus deseos a los sucesos: éste es el medio de ser dichoso.

DE LA NATURALEZA DE LAS COSAS

No son las cosas las que turban a los hombres, sino la opinión que de ellas se forman. La muerte, por ejemplo, no es un mal; […] La opinión que se forma de la muerte es la que la hace tan espantosa. Luego, pues, que nos hallamos impedidos o turbados, no acusamos de ello sino a nosotros mismos; esto es, a nuestras preocupaciones.

Acusar a los otros de las propias desgracias, es el hecho de un ignorante. Hacerlas caer sobre sí, es empezar a instruirse y no acusar a los otros, ni a sí mismo es ser sabio.

No acuses al mundo exterior de tus desgracias

Deje de culpabilizar al mundo exterior de la adversidad y los infortunios, y así ahorrará mucha energía.

NO TE JACTES, LE ACONSEJA EPICTETO

Jamás te jactes de ningún mérito que no es tuyo. Si un caballo dijera, alabándose, yo soy hermoso, se le podría tolerar; pero tú, cuando te glorías de tener un hermoso caballo sabes que de esto te jactas (de tener un hermoso caballo). Ahora, ¿qué hay en esto que te pertenezca? El uso solo de tu imaginación.

PERMANEZCAN ATENTOS

Así como en un viaje de mar, si el barco arriba a un Puerto, tú puedes bajar a tierra para hacer agua, y puedes también recoger algunas plantas y mariscos que se encuentran en la ruta; pero pensando siempre en tu barco, volviendo a él a menudo la cabeza para estar pronto cuando el patrón te llame, y a la menor señal arrojar cuanto has recogido, no sea que éste te haga atar y meter en el fondo de la embarcación, como a las bestias; del mismo modo en el viaje de la vida, si en vez de un marisco o de una seta, se te da una mujer o un niño, puedes aceptarlos; pero si el patrón te llama, corre prontamente, y abandónalo todo sin mirar atrás. Si eres viejo, no te alejes demasiado del barco, no sea que no puedas alcanzarlo ya, cuando el patrón te llame.

OBSTÁCULOS DE LA VIDA

La enfermedad es un obstáculo para el cuerpo; pero no para la voluntad, a menos que ésta se encuentre debilitada. Tú eres cojo, ve ahí un obstáculo para tu pie, pero tu espíritu no deja por eso de estar libre. Si haces el mismo raciocinio sobre todos los demás accidentes de la vida, hallarás que siempre son un obstáculo para alguna otra cosa, y no para ti.

LA FACULTAD DE RESISTIR ESTÁ DENTRO DE USTED

Cada impresión que recibas de los objetos exteriores, entra en ti mismo, y busca la facultad que para resistirlos te ha dado la naturaleza. Si ves un hermoso joven, o una joven bella, encontrarás en ti la continencia para defenderte de la seducción. Contra la pena o el trabajo, hallarás el valor; contra las injurias, la paciencia. Si tomas este hábito, los fantasmas de tu imaginación no tendrán ya imperio alguno sobre ti.

DE LAS PÉRDIDAS

No digas jamás, sobre cosa alguna, yo he perdido aquello; sino di yo lo he devuelto. Si murió tu hijo, tú lo has devuelto, si tu mujer ha muerto, tú la has devuelto, si tus campos te han sido arrebatados, ¿no es una restitución que tú has hecho? Pero es un malvado quien te arrojó de ellos. ¡Eh! ¿qué te importa que aquel que te lo cedió te lo vuelva a pedir? Mientras que te lo deja gozar, usa de él como de un bien ajeno, y corno el viajante usa de una Hostería. 

SOBRE EL PROGRESO EN LA VIRTUD

Si quieres hacer progresos en la virtud, deja a un lado estos razonamientos: «Si descuido mis negocios, no tendré de que vivir; si no corrijo a mi esclavo, se hará malo«, porque es mejor morir de hambre, exento de temor y pesadumbre, que vivir en la abundancia con continuos terrores; y vale más también que tu esclavo sea malo, que no que tú seas infeliz. Empieza, pues, a ejercitarte en las más pequeñas cosas.

Si quieres hacer progresos en la virtud, no temas pasar por necio e insensato, cuando hagas ver lo poco que te importan los bienes exteriores. No intentes pasar por sabio: si te miran como un personaje desconfía de ti mismo. Sabe que es difícil el conservar una voluntad conforme a la recta razón, y ocuparse al mismo tiempo de las cosas exteriores; porque es preciso que el que se aplica a la una, descuide la otra.

No quieras pasar por sabio ni temas ser tomado por tonto

De acuerdo con Epicteto, no procure pasar por sabio ni tema ser tomado por tonto. Usted a lo suyo.

LA VIDA COMO UN BANQUETE, SEGÚN EPICTETO

Acuérdate de portarte en la vida como en un festín. Si alargan un plato hacia ti, extiende la mano y tómalo modestamente. Si lo alejan, no lo retengas. Si no viene por tu lado, no hagas conocer de lejos que lo deseas, sino espera con paciencia que lo arrimen. Usa de la misma moderación con tu mujer y tus hijos, con los honores y las riquezas, y serás digno entonces de ser admitido en la mesa de los Dioses. Y si pudiendo gozar de estos bienes, los desechas y desprecias; entonces no solo serás convidado de los Dioses, sino que partirás con ellos el soberano poder.

LA OFENSA DEPENDE DE LA INTERPRETACIÓN

No olvides que la ofensa no está ni en el insulto ni en los golpes que recibes, sino en tu opinión. Cuando alguno, pues, exalte tu cólera, sabe que ese hombre no es quien te irrita, sino la opinión que has formado de él. Procura, sobretodo, no turbarte con los fantasmas de tu imaginación; porque si una vez ganas tiempo y tienes espera, serás más fácilmente dueño de ti mismo.

LA MUERTE

Ten incesantemente delante de tus ojos la muerte, el destierro, y todo lo que espanta a los hombres; pero, sobre todo, la muerte. Por este medio no tendrás pensamiento alguno bajo y cobarde, y nada desearás con demasiado ardor.

DE LA BURLA

Si te aplicas al estudio de la sabiduría, espera ser criticado y burlado de la multitud, que dirá: «Este hombre se ha hecho filósofo en un momento, ¿de dónde le viene esa arrogancia?«. Pero tú procura no desplegar soberbia ni fiereza; sino aplicarte fuertemente a lo que te parezca mejor, y permanecer quieto en ello, como si fuera un puesto en que el mismo Dios te hubiera colocado. Acuérdate, además, de que si sostienes este carácter con entereza, los que habían comenzado a burlarse de ti, acabarán por admirarte. Si los que se burlan te hacen cambiar de opinión, les darás un nuevo motivo para ridiculizarte.

NO SE OFENDA

Si prefieren a otro que a ti en un festín, en una visita o en algún consejo, mira bien si estas preferencias son bienes verdaderos, y felicita a los que las han obtenido. Pero si son males, ¿por qué has de sentir el que te hayan exceptuado de ellos?

GUARDE SU MENTE

[bctt tweet=»Si alguno entregara tu cuerpo al primero que llegara, te indignarías sin duda; pero no te avergüenzas de abandonar tu alma, permitiendo al primero que llega y te llena de injurias, que la turbe y la aflija a su gusto. -Epicteto-» username=»»]

¿TIENE LO NECESARIO?

En todo asunto, antes de emprenderlo, mira bien lo que lo precede y lo que le sigue, y sólo después de tal examen, empréndelo. Si no observas esta conducta, tendrás en principio placer en lo que hagas, pues no tendrás en cuenta lo que sigue, pero al final, cuando aparezcan las dificultades, estarás lleno de confusión. Querías vencer en los juegos olímpicos. También yo, en verdad, pues !vaya qué hermoso! Pero examina bien, de antemano, lo que precede y lo que sigue a una empresa semejante. Puedes emprenderla después de este examen. Tendrás que someterte al régimen disciplinario y alimenticio y abstenerte de golosinas, hacer ejercicios en las horas señaladas, haga frío o calor […] después de todo esto, participar en los juegos. Allí, puedes ser herido, descoyuntadas las piernas, ser humillado, y, después de todo esto, ser vencido. Cuando hayas sopesado todo esto, ve, si tú quieres, hazte atleta.

¡Oh hombre! considera desde luego lo que intentas emprender; examina después tu naturaleza, para ver si la carga que te impones es proporcionada a tus fuerzas. Si quieres ser combatiente o luchar, mira antes tus brazos y tus muslos, y ensaya la fortaleza de tus riñones; porque no hemos nacido todos para las mismas cosas.

Calcule si tiene lo necesario

«Porque, ¿quién de ustedes, deseando edificar una torre, no se sienta primero y calcula el costo, para ver si tiene lo suficiente para terminarla? No sea que cuando haya echado los cimientos y no pueda terminar, todos los que lo vean comiencen a burlarse de él…» Lc 14:28-29

SOBRE EL SILENCIO, LA CONDUCTA Y LAS CONVERSACIONES

Calla con frecuencia; no digas sino las cosas necesarias, y siempre en pocas palabras. Nosotros hablaríamos rara vez y si hablásemos, lo haríamos guardando los tiempos y cuando las circunstancias lo exigiesen. No hables nunca de persona alguna, ni para injuriarla ni para alabarla, ni para hacer comparación. Si está en tu mano, procura hacer con tus discursos que la conversación de tus amigos recaiga siempre sobre cuestiones útiles y convenientes; y si te encuentras con extraños e indiferentes, calla.

No rías mucho, ni con frecuencia, ni con exceso.

Si te cuentan que han hablado mal de ti, no te entretengas en justificarte y responde solamente: «Ese tal no ha conocido mis demás defectos, porque entonces habría hablado mucho peor de mí

En las conversaciones que tengas con tus amigos, guárdate de hablar continuamente de tus expediciones o de los peligros en que te has hallado; porque si para ti es un placer el referirlos, no lo es para los que lo oyen.

Evita también el hacer el papel de gracioso y bufón; porque el paso es resbaladizo y correrás el riesgo de contraer insensiblemente las costumbres del que no es filósofo, y de perder el respeto de tus amigos.

EL BUEN HACER

No temas el ser visto cuando practiques una acción que juzgues conveniente, aunque suceda que el pueblo le dé una interpretación maligna; porque si esta acción es mala, no la hagas; y si es buena, qué te importa la desaprobación de aquellos que te condenan injustamente.

Si representas un papel superior a tus fuerzas, lo ejecutarás mal, abandonando al mismo tiempo el que podrías hacer con aplauso y distinción.

Así como evitas con gran cuidado cuando te paseas el no poner el pie sobre un clavo, ni torcerte una pierna, así debes evitar también, en el uso de la vida, el lastimar aquella parte noble de tu alma, que debe ser la regla de tu conducta. Si observas este precepto en todas tus acciones, el resultado será muy seguro.

SEÑALES DE ESTUPIDEZ

Una señal cierta de estupidez es la de ocuparse mucho del cuerpo, de ejercitarlo mucho, de beber mucho, de comer mucho y el emplear mucho tiempo en los placeres del otro sexo, así como en las demás necesidades corporales. Todas estas funciones no deben practicarse sino de paso; y en cultivar nuestro entendimiento es en lo que debemos emplear el tiempo y todos nuestros cuidados.

EPICTETO FRENTE A LA INJURIA

Si alguno te hace mal o dice mal de ti acuérdate de que se ve obligado a ello, porque así lo cree, y de que no es posible que él se aparte de su parecer, por seguir el tuyo. Si juzga mal, a él solo hace mal, así como él es el único engañado. Porque si cualquiera acusa de falsedad a un buen silogismo, el silogismo no es quien sufre, sino el que hizo un razonamiento falso. Si sabes aplicar esta regla, soportarás con paciencia a todos aquellos que hablen mal de ti. A cada injuria que recibas, dirás «este hombre cree tener razón

SEÑALES DE PROGRESO

Señales por las cuales se conoce que un hombre hace progresos en el estudio de la sabiduría: no vitupera ni alaba a nadie, no se queja ni acusa a nadie, no habla de sí, como si fuera un hombre importante, que sabe alguna cosa. Si encuentra algún obstáculo que retarda o impide la ejecución de sus proyectos, a nadie culpa sino a sí mismo. Si alguien le alaba, se burla secretamente de este adulador; si lo reprenden, no se disculpa, antes bien se examina y observa como un convaleciente, que teme interrumpir el principio de la curación, antes que su salud se halle enteramente restablecida.

Él es el dueño absoluto de sus deseos, no tiene aversión sino a lo que es contrario a la naturaleza de las cosas. Nada desea con demasiada vehemencia. Si le tratan de estúpido e ignorante, no se incomoda por eso. En fin, desconfía de sí mismo como de un enemigo, y de un hombre que tiende trampas sin cesar.

Mide tu progreso, según las directrices de Epicteto

¿Sabe si está progresando en la sabiduría propuesta por Epicteto?

NO ERES UN NIÑO

Ya no eres un niño, sino un hombre hecho. Si persistes en la inacción y en la indolencia, si de un día en otro vas dejando el cuidado de corregirte, si añades detenciones a detenciones y resoluciones a resoluciones sin efecto, vivirás y morirás como un ignorante, sin conocer que ningún progreso has hecho en el estudio de la sabiduría.

Comienza, pues, desde hoy a vivir como un hombre que aspira a la perfección y que ha dado ya algunos pasos en la carrera. Que todo lo que te parezca muy hermoso y muy bueno, sea para ti una ley inviolable. Si el dolor o el deleite, la gloria o la infamia se te presentan, acuérdate de que aquel es el momento del combate, que la barrera se abre, que los juegos olímpicos te llaman, que ya no es tiempo de volverse atrás. En fin, que tu progreso, tu ruina, dependen de la ganancia o de la pérdida de la victoria.

 

P´REZ&MÜLLER

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