LA DIETA DEL HOMO HABILIS. EL PRIMER CAZADOR-RECOLECTOR HUMANO

La dieta del Homo habilis
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Hace 2,6 millones de años aparece en la sabana del este africano un predador nuevo. No es otro que el primero de los humanos, apodado el hábil por su destreza manual. La dieta del homo habilis, como se le conoce científicamente, era muy diferente a la de sus ancestros. Podría considerarse que los cambios que introdujo fueron revolucionarios, aunque venían gestándose desde hacía tiempo. Sin duda, fue el artífice de la Primera Gran Transición Alimentaria.

RECONSTRUCCIÓN PALEOCLIMÁTICA

Hace en torno a 2,8 millones de años se intensificó el proceso de enfriamiento planetario, lo cual provocó la aceleración del cambio vegetacional y faunístico que en África oriental venía ocurriendo desde el Plioceno. Los edénicos bosques desaparecieron y una enorme extensión de pastos, hierbas y matorrales, salpicada de arboledas dispersas, ocuparon su lugar. La sabana hacía aparición en todo su esplendor.

Exuberante vida animal en la sabana africana

La marcada estacionalidad caracteriza a este bioma. Durante la estación seca, sobre todo, los recursos alimenticios de origen vegetal son escasos.  Además, se encuentran dispersos y son poco predecibles. Sin embargo, pese al rigor de la estación seca, en la que no cae una gota de agua del cielo y las temperaturas se acercan a los 40 C de media, la sabana contaba con una exuberante y bulliciosa variedad de vida animal. Las grandes manadas de herbívoros pastaban a sus anchas en los espacios abiertos de la sabana. Eso sí, debiendo esquivar el hostigamiento de los hambrientos depredadores.

EL HOMBRE HÁBIL: EL ADÁN DE LA HUMANIDAD

Aunque de estatura similar a los australopithecus, su volumen craneal era notablemente mayor (700-800cc). Debemos erradicar de nuestra mente la imagen popular de homo habilis como un primate grotesco, mitad mono y mitad hombre. A decir verdad, su anatomía en poco se distinguía de la nuestra. Más bajito, eso sí.

El aparato masticador deja atrás aquellas estructuras más propias de los herbívoros que mostraban los homínidos antiguos. Léase La alimentación de los homínidos. Los molares se redujeron de tamaño y presentaban una superficie menor. Asimismo, la mandíbula perdió la robustez característica y la cara se redujo.

Estos indicios, extraídos del estudio de los restos fósiles, apuntan hacía un consumo nada despreciable de carne. Pero como la anatomía no es el destino, hemos de recopilar más datos para averiguar la dieta del Homo habilis.

Hombre hábil en el museo Our Dynamic Earth

Hombre hábil en el museo Our Dynamic Earth.

FABRICANTE DE HERRAMIENTAS DE PIEDRA

A parte de la anatomía masticatoria de hombre hábil, una de las razones con mayor peso que apunta hacia una dieta con elevada proporción de carne es su capacidad para la fabricación de herramientas de piedra.

Con hábil da comienzo la tecnología lítica llamada olduvayense (o cultura lítica tipo I). Las nuevas herramientas incrementaron su flexibilidad desde el punto de vista adaptativo. Al mismo tiempo le permitieron incorporar otros recursos alimenticios a su dieta. Aunque los australopithecus también usaban artilugios de piedra, el primer humano los fabricaba con excepcional habilidad. Golpeaba, con bastante exactitud y detalle, una piedra contra otra hasta conseguir un borde cortante.

El estudio tafonómico de los restos fósiles de los animales hallados en los yacimientos, nos revela datos muy interesantes. Las marcas que las herramientas dejaron en los huesos de los animales indican que el hombre hábil las usó para descarnar las piezas, desollar, trocear carne, romper huesos, etc.

Dieta del Homo habilis e industria olduvayense

FABRICACIÓN DE HERRAMIENTAS DE PIEDRA Y FACULTADES COGNITIVAS

El simple hecho de usar las manos hábilmente para tallar una piedra informe con el objeto de producir un borde cortante, nos indica la gran capacidad cognitiva de hábil. Más aún si entendemos que ese borde tenía como finalidad ser usado en el procesamiento de los alimentos.

Pero todavía hay más. No todas las piedras son aptas para producir un filo a través de golpes. Debía buscarlas y, en muchas ocasiones, lejos del lugar donde las usaba. El hecho de buscar las piedras adecuadas, transportarlas hasta el lugar de fabricación de útiles y usarlas para procesar el alimento, demuestra unas facultades cognitivas muy superiores a las de cualquier otro primate conocido. Capacidades, por otra parte, materializadas en su mayor volumen craneal.

Dependencia de a carne en la dieta del homo habilis

LA DIETA DEL HOMO HABILIS: MAYOR DEPENDENCIA DE LA CARNE

La reconstrucción paleoclimática nos proporciona datos sobre la dieta del homo habilis. La sabana constituye un hábitat radicalmente opuesto a los entornos forestales, cerrados y semicerrados, en que habitaron sus ancestros. El alimento vegetal no se encuentra concentrado, sino muy disperso, y su disponibilidad varía estacionalmente. Además, su riqueza nutricional deja mucho que desear, si se la compara con la de los alimentos propios de los bosques.

Por un lado, hábil debía recorrer largas distancias para obtener el ansiado sustento, con el consiguiente incremento del gasto energético. Por otro lado, cuando hallaba algo para echarse a la boca, era tan poco nutritivo que se las veía y se las deseaba para seguir en pie. Imagínese las fatigas de un primate perdido en la inhóspita sabana pretendiendo ser fundamentalmente vegetariano. En esa situación no queda otra alternativa que cambiar la estrategia de subsistencia. O bien especializarse en comer los indigestos pastos, como hacían las manadas de bóvidos. O bien aprovechar toda oportunidad ecológica y ampliar y diversificar la dieta. Esto último es lo que sucedió. El hombre hábil fue un generalista y oportunista de primer orden.

Garganta de Olduvai, Tanzania. En ese paraje se han hallado numerosos restos de Homo habilis

Garganta de Olduvai, Tanzania. En ese paraje se han hallado numerosos restos de Homo habilis.

Durante la estación seca, la escasez de recursos habría obligado a hábil a ampliar su dieta. Así habría incluido alimentos menos deseables como raíces, semillas, insectos, etc. Pero había otra opción que corría y saltaba delante de sus narices: los grandes herbívoros.

En nuestra opinión, ante la crudeza de los espacios abiertos, con marcada estacionalidad, donde los recursos vegetales nutritivos escasean, se hallan dispersos y son poco predecibles, y donde los recursos animales comestibles abundan, el hombre hábil modificaría su estrategia de subsistencia y viraría hacia un modo de producción cazador-recolector.

CAZADOR Y RECOLECTOR

El hombre hábil fue un revolucionario al inaugurar el modo de producción más universal y duradero. Hábil sería el primero de los cazadores-recolectores humanos. 

La caza se convirtió en la elección de hábil para sobrevivir. Tanta trascendencia tuvo la adopción del modo de vida cazador que insignes eruditos lo han colocado en el origen de la identidad humana. O dicho con otras palabras, lo han incluido dentro de la categoría de espoletas evolutivas por su relevancia en el origen de la humanidad tal como la conocemos.

Robert Ardrey, por ejemplo, afirmó que el hombre ha llegado a ser lo que es porque sus antepasados tuvieron que matar para sobrevivir. Asimismo, Sherwood Washburn y C.S. Lancaster, en la conferencia de Chicago “Man the Hunter”, aseguran que.

“Afirmar la unidad biológica de la humanidad es afirmar la importancia del modo de vida basado en la caza.”

Estas conclusiones, querido lector, no pueden pasarse por alto. No obstante, no debemos confundir la identidad con la naturaleza humana. De ahí que no estemos de acuerdo con la segunda afirmación de Washburn&Lancaster. Sin duda, matar para sobrevivir es un hecho que permanecerá inscrito para siempre en nuestra identidad. Pero no tiene por qué formar parte de nuestra naturaleza. Son dos conceptos diferentes y de uso no intercambiable. 

LA DIFICULTAD DE MANTENER LA DIETA DEL HOMO HABILIS

Los alimentos de origen vegetal son de naturaleza sésil. Es decir, crecen en un lugar y de ahí no se mueven. Sólo hay que buscarlos. Sin embargo, que nadie piense que recolectar en la sabana es una labor sencilla. Ya hemos mencionado que los recursos se encuentran dispersos y son poco predecibles. Ni siquiera su capacidad cognitiva para realizar mapas mentales de las zonas de recolección, le aseguraban el éxito a hábil. 

Si bien es cierto que localizar los recursos vegetales comestibles en la sabana no es un asunto baladí, la caza es por mucho una actividad más compleja. Requiere de una extraordinaria aptitud física, que no poseen los primates. Ni siquiera la capacidad cognitiva sin precedentes de Homo habilis le podía asegurar el éxito en la caza. 

La caza a campo abierto presentaba enormes riesgos para un primate bípedo de un metro y medio de altura. Sin garras ni afilados colmillos, y careciendo de la velocidad punta de los depredadores, hábil tenía un problemón serio. Por si fuera poco, los animales que cazaba eran muy rápidos y algunos muy grandes. En los yacimientos se han encontrado fósiles de bóvidos de tamaño pequeño, como gacelas y antílopes. Pero existen restos de grandes animales, como rinocerontes, hipopótamos y elefantes.

La incomparable velocidad, agilidad y destreza de los depredadores

La incomparable velocidad, agilidad y destreza de los depredadores.

LA CAZA COOPERATIVA

Si la tasa de fracaso en las empresas cinegéticas de la fuerte leona o el ágil guepardo es elevada, cuanto más no habrían de malograrse las cacerías del físicamente desvalido hombre hábil. De seguro que los riesgos asociados a la caza en la sabana no habrían podido gestionarse de no ser por la formación de grupos sociales. Sin temor a equivocarnos afirmamos que el hombre hábil se organizó socialmente como los cazadores-recolectores modernos. Grupos cohesionados, constituidos por individuos menos autónomos y egoístas. Así podrían desplegar estrategias de caza cooperativa.

De hecho, Lee y DeVore, en el simposio Man the Hunter, afirmaron que la caza cooperativa, necesaria para la supervivencia de hábil en la sabana, es el origen de la formación del grupo social cohesionado. 

Dados los inconvenientes de conseguir el energético y nutritivo alimento, el hombre hábil jamás dejó de lado la ingesta de alimentos de origen vegetal. Que nadie piense que este artículo es una defensa acérrima del consumo de carne. Eso sí, la carne es un bien extraordinariamente valioso en condiciones ecológicas rigurosas. Hábil creyó que merecía la pena invertir tiempo y energía en su obtención en aras de la supervivencia.

LA DIETA DEL HOMO HABILIS Y EL MITO BÍBLICO

No nos cabe duda de que algunos pensarán que matar para sobrevivir es éticamente incorrecto. Dirán que si matar ha modelado nuestra identidad, no somos otra cosa que aborrecibles criaturas. A decir verdad, su argumento es incontestable. Sin embargo, el hecho de que, en ocasiones, los animales destellen espontánea y momentáneamente una bondad que impresiona, nos hace estar esperanzados en un salto evolutivo futuro. Tal vez llegue el día en que el león paste con la oveja. Pero ahora no es así. El león debe comerse a la oveja para sobrevivir.

Esta realidad nos recuerda al mito bíblico del Génesis. Una enseñanza, aplicable a la evolución humana, puede extraerse del primer libro de la Escritura judeocristiana. La primera pareja de seres humanos habitaban en el Edén, donde el alimento era abundante. Al ser expulsados, las dificultades para la obtención de alimento se multiplicaron. 

«…con dolor comerás de ella todos los días de tu vida. Espinos y cardos te producirá, y comerás plantas del campo. Con el sudor de tu rostro comerás el pan…»

Cuando hábil se encontró fuera del edénico bosque tropical húmedo, donde el clima era benigno y el alimento vegetal abundante y nutritivo, no le quedó otra alternativa que comer raíces de plantas del campo y mancharse las manos de sangre.

Alimentación en el Edén

LA CARNE Y LA DIETA DEL HOMO HABILIS

La carne es un recurso muy apreciado entre los primates, aunque de consumo poco frecuente. Léase La alimentación de los primates y dieta saludable. No obstante, en la dieta de hábil se convertiría en un alimento básico. Algunos de ustedes se preguntarán por qué el hombre hábil decidió incluir la carne en su dieta como alimento esencial cuando los primates actuales que habitan la sabana la consumen ocasionalmente. Es una muy buena pregunta.

El hombre hábil, en contraste con el resto de primates actuales y antecesores suyos, diversificó su dieta. Inició un mayor consumo de carne, convirtiendo este alimento en esencial. Comió carne y grasa con más frecuencia que sus hermanos primates, por la sencilla razón de que poseía las facultades necesarias para tener un mayor acceso a ese recurso super-nutritivo y energético, pero sumamente resbaladizo.

CARNE VERSUS VEGETALES EN LA EXPANSIÓN CEREBRAL

Tan importante es la alimentación que muchos investigadores la consideran un pilar esencial de sus teorías evolutivas. Y hábil, como hemos mencionado, revolucionó la alimentación y la dieta. 

Hemos hecho alusión al mayor volumen cerebral de hábil respecto de sus antecesores. Ahora debemos referirnos al proceso paulatino de crecimiento cerebral que daría comienzo con hábil y que alcanza nuestros días. Pues bien, la teoría del tejido costoso demuestra la necesidad de una ingesta regular de alimentos nutritivos y altamente calóricos, como lo son la carne y la grasa, para la expansión cerebral. Es decir, que la carne tuvo que ser un alimento importante antes y durante el crecimiento cerebral.

El cerebro mayor del hombre hábil requiere mayor aporte energético.

Un cerebro mayor requiere mayor aporte energético.

Aunque otros investigadores, como Karen Hardy, de la universidad autónoma de Barcelona, han propuesto una hipótesis alternativa para la expansión cerebral, que subestima el papel de las proteínas y las grasas, y pone el acento en los hidratos de carbono procedentes de los vegetales. Concluye que, a pesar de la importancia del alimento de origen animal, de no haber sido por el aporte energético de los hidratos de carbono, la expansión cerebral no habría tenido lugar.

En cualquier caso, alimentos de alto rendimiento calórico, bien sea la carne y la grasa o los feculentos, se encuentran asociados a la identidad humana. Somos lo que somos porque hábil comenzó a comer productos de alta densidad energética. 

LA DIETA DEL HOMO HABILIS: LA GRAN TRANSICIÓN

El cambio de estrategia de subsistencia da lugar a la primera gran transición alimentaria. De una dieta predominantemente vegetariana, hábil pasó a una omnívora con alta proporción de carne, basada en la caza-recolección. Esta transformación es, sin duda, la que otorgó a homo habilis la capacidad adaptativa para colonizar con rapidez todo el continente africano. No se conformó con los entornos ecológicos de África oriental, sino que emigró en busca de nuevas oportunidades.

A estas alturas nadie puede negar que el hombre hábil se alimentó de modo diferente a como lo hizo australopithecus. Por un lado, disminuyó notablemente la dependencia de los alimentos procedentes de fuentes vegetales. Aunque nunca dejó de explotarlos y consumirlos (raíces, tubérculos, semillas, etc.). Y por otro lado, amplió la dieta al incrementar el consumo de alimentos de origen animal. Esto se traduce en una dieta con mayor proporción de proteínas y grasas que la de los homínidos anteriores. Dicho con otras palabras, su dieta adquirió una mayor calidad, habida cuenta del contexto ecológico en el que habitó.

RESUMEN

En resumen, el hombre hábil fue el protagonista de uno de los saltos evolutivos más importantes, caracterizado por grupos sociales más cohesionados, modo de subsistencia cazador-recolector y transición hacia una alimentación omnívora con mayor dependencia de productos procedentes de fuentes animales.

Eso sí, la dieta del Homo habilis nunca prescindió de los alimentos de origen vegetal, tales como semillas, granos, bulbos, tubérculos, etc. En un futuro artículo desgranaremos la vital relevancia de estos alimentos en la vida de los ancestros de la humanidad.  

Y las causas de este fascinante salto no son otras que las transformaciones ecológicas ocurridas en África Oriental. Los espacios abiertos, con sus limitaciones materiales, por un lado, y sus oportunidades, por otro, ejercieron la presión suficiente para promover los cambios que caracterizaron al primer humano. Si sus antepasados ya poseían una importante flexibilidad adaptativa, hábil los superó a todos.

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P´REZ&MÜLLER

El alimento de la dieta del Homo habilis

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