La Tercera Guerra Mundial ha comenzado, aunque no se trata de un conflicto armado convencional, al menos por ahora. La guerra de Ucrania es un enfrentamiento limitado regionalmente en el seno de una guerra económica global que se libra desde hace años, aunque ahora se ha acelerado hasta el punto de poner en jaque a las economías occidentales y su perverso sistema monetario de imprimir billetes basura, de la nada.
Todos conocemos las sanciones que Occidente (tanto USA como la UE) han impuesto a Rusia, con el objetivo de ahogar su economía y que culmine de inmediato la invasión de Ucrania. Los medios de comunicación de masas nos bombardean con titulares que intentan hacernos creer que están siendo efectivas, con el objeto de que los borregos asuman felizmente y sin mucha algarabía las consecuencias económicas que comienzan a sufrir. Pero nada más lejos de la realidad. Tanto Putin, por una parte, como Xi Jinping, por la otra, están reaccionando y sentando bases sólidas para socavar definitivamente el dominio mundial del dólar en las transacciones internacionales y como moneda de reserva.
Pero antes de entrar en materia y con la intención de que pueda comprender mejor la guerra económica que se libra en la actualidad y el gran problema al que se enfrenta Occidente, debemos profundizar un poco en el concepto de dinero, el patrón oro, la basura de moneda fiat controlada por el gobierno -cuyas consecuencias sufrimos desde hace más de un siglo, pero en especial desde 1971- y en las razones que convirtieron a los Estados Unidos en indiscutible potencia hegemónica mundial. En el próximo artículo abordaremos la guerra económica propiamente dicha.
ORIGEN DEL DINERO
El dinero aparece por la necesidad de resolver los obstáculos del antiguo sistema de intercambio, el trueque, a medida que las sociedades crecían y se especializaban. Uno de los problemas del trueque, resuelto por la aparición del dinero, era lo que se conoce como “coincidencia de deseos”. Suponga que usted es agricultor y desea obtener pescado. Ofrece al pescador 3 kilos de patatas por 1 kilo de sardinas. Si el pescador no desea patatas en ese momento, usted se queda sin el deseado alimento marino. Y al revés, podría darse el caso de que el pescador fuera en su busca queriendo adquirir 3 kilos de patatas por uno de sardinas, pero en ese momento usted no deseara el pescado.
Para solucionar este impedimento, tanto usted como el pescador requerirían de un instrumento de cambio, aceptado por toda la sociedad, que pudiera se intercambiado por cualquier bien o servicio y que, además, sirviera como unidad contable que permitiera fijar los precios. A este “objeto” dotado de rol de instrumento de cambio se le llama dinero.
A lo largo de la historia humana, muchos bienes han cumplido el papel de dinero: piedras, piedras preciosas, sal, conchas marinas, cobre, plata y oro.
EL ORO COMO DINERO
Sin embargo, el oro ha sido el más preciado por sus características únicas. Puede dividirse en unidades más pequeñas y agruparse en unidades mayores. Se puede transportar con relativa facilidad. Y, sobre todo, posee la capacidad de conservar su valor en el futuro (reserva de valor) al no deteriorarse ni corroerse y estar libre de otras formas de degeneración.
A esta práctica indestructibilidad del oro se suma otra característica que lo convierte en una gran reserva de valor: su oferta no aumenta mucho con el tiempo. Si usted posee un bien que puede producirse con facilidad, ese bien perderá valor durante el transcurso de los años que usted lo posea. Sólo puede considerarse dinero fuerte, que conserva su valor en el tiempo, aquel objeto cuya obtención sea difícil y costosa, y como resultado su oferta no pueda ampliarse con facilidad. Así de sencillo: si la oferta de cualquier bien aumenta, su valor se reduce. Recuerde bien la siguiente ley del mercado:
[bctt tweet=»Cuanto mayor es la cantidad de un bien, menor es su valor.» username=»»]El oro no puede obtenerse con facilidad y su extracción es muy costosa. Por mucho empeño que pongan los productores, la oferta de oro sólo puede incrementarse un 2% al año, como máximo, en relación con las existencias de oro. De ahí que haya sido apreciado históricamente por ser una extraordinaria reserva de valor.
EL PATRÓN ORO
Una de las características apreciadas del oro es su fácil trasportabilidad. Resultó ser fácil hasta que las relaciones comerciales crecieron y se ampliaron a través de los océanos. En ese momento transportar las enormes y pesadas cantidades de oro necesarias se convirtió en una tarea difícil. La solución al problema fue la creación del liviano papel moneda respaldado por oro.
El sistema financiero internacional estuvo bajo el patrón oro oficialmente durante los siglos XVIII-XIX, tiempos que se caracterizaron por una gran estabilidad económica. En esa época, los bancos centralizaban el oro y emitían (imprimían) los billetes, que no eran más que certificados o pagarés de oro. Un ciudadano que recibía un billete tenía la certeza de que poseía la cantidad de oro indicada en el mismo y podía reclamarlo en cualquier momento presentando el billete. Los billetes podían convertirse en oro, porque “eran” oro, de modo que un ciudadano podía ir al banco y canjear el papel-moneda por oro físico cuando lo deseara. Además, podía llevar a cabo transacciones bien en oro o bien en papel moneada, porque en el fondo eran lo mismo.
Durante el patrón oro, los bancos debían custodiar en sus bóvedas la misma cantidad de oro que billetes habían imprimido. No podían imprimir billetes más allá de sus reservas de oro. El papel moneda como dinero se encontraba respaldado por oro bajo este sistema monetario. Además, los fondos prestables no podían superar a los ahorros depositados. Por tanto, quedaba prohibido prestar más dinero que ahorros hubiesen en el banco. El banquero debía asegurarse de que el dinero estuviera disponible en cualquier momento para el ahorrador que lo reclamase, por lo que debía ajustar con exactitud los plazos y vencimientos de los préstamos.
DINERO GUBERNAMENTAL: ¡A IMPRIMIR BILLETES!
La Primera Guerra Mundial pone fin al patrón oro clásico y da comienzo a la era del dinero controlado por los gobiernos o dinero fiat, esto es, una forma de dinero no respaldada por oro, sino por un Estado.
En la era del dinero gubernamental, cuando un ciudadano recibe un billete de 100€, ya no tiene 100€ de oro a su nombre en las reservas de un banco central, sino la promesa del Estado de que ese trozo de papel posee el valor en él indicado. Además, el dinero fiat se caracteriza por la obligatoriedad de su uso, establecida por ley. El ciudadano no puede comprar o vender por medio de otro tipo de dinero.
Con el dinero fiat puede aumentarse la oferta monetaria al antojo de los gobiernos, es decir, pueden imprimir billetes sin que tengan que estar respaldados por una cantidad de oro equivalente. Aquí hay que hacer una aclaración.
IMPRESIÓN DE BILLETES: BANCOS CENTRALES Y ENDEUDAMIENTO
En la era del dinero gubernamental los gobiernos no crean los billetes, sino los bancos centrales, que en teoría deberían ser independientes, pero en realidad no lo son.
En el caso de los Estados Unidos, el banco central es la Reserva Federal (FED), curiosamente instituida siete meses antes de la I Guerra Mundial y previamente diseñada e ideada por un grupo de conocidas familias de banqueros: Rothschild, Rockefeller, Morgan,… Su creación antes de la gran guerra y del abandono del patrón oro ha dado origen a diversas teorías conspirativas, pero esto es harina de otro costal. Sigamos.
Si el banco central emite dinero para el gobierno, éste deberá devolverlo a una tasa de interés establecida. Expresado de modo más técnico, el banco central imprime billetes para comprar deuda pública emitida a través de bonos del Estado, Estado que se compromete a devolver ese dinero junto con los intereses establecidos. De ahí que imprimir billetes «sin ton ni son» no sea gratis para un gobierno y genere deuda. Además -recuérdelo-, origina la pérdida del valor del dinero. Ahora bien, este sistema monetario se ha convertido en el negocio del siglo para los banqueros centrales. Crean dinero de la nada, lo entregan y se les devuelve con intereses. ¡Perfecto!
A pesar de la deuda, la capacidad de crear dinero de la nada otorga a los gobiernos una sensación de omnipotencia y libertad para derrochar en todo tipo de proyectos. Por esta razón, los países abandonaron el patrón oro en los primeros fragores de la I Guerra Mundial. Requerían crear dinero de la nada para poder financiar el inmenso gasto del conflicto y prolongarlo durante el tiempo que hiciera falta.
[bctt tweet=»Denme el control sobre la moneda de una nación y no tendré que preocuparme por aquellos que hacen las leyes. – Baron Rothschild-» username=»»]
EL CRACK DEL 29, RESULTADO DE IMPRIMIR BILLETES. EL PATRÓN CAMBIO ORO
Se dice que, tras la finalización de la I Guerra Mundial, muchos países, como Francia, Reino Unido y Estados Unidos, regresaron al patrón oro clásico. No fue así exactamente, porque temían que la producción de oro fuera insuficiente para financiar la recuperación económica. Por ello, adoptaron un sucedáneo llamado patrón cambio oro. Este nuevo sistema permitía aumentar la oferta monetaria (imprimir billetes) sin estar limitado por las reservas de oro. ¿Entiende? A los gobiernos les había cautivado la experiencia de dinero sin respaldo durante la guerra y se cuidaron mucho de no deshacerse de sus impresoras de billetes.
La FED inició una política monetaria expansiva, es decir, imprimió papel moneda sin respaldo en oro (convertible a oro, eso sí) como si no hubiera un mañana. La enorme cantidad de dinero barato en circulación favoreció el crédito. Las instituciones, las empresas y los particulares pedían prestado a manos llenas, lo que desembocó en una enorme burbuja del mercado inmobiliario y bursátil que terminó pinchando en 1929. La consecuencia fue el mayor colapso bursátil y la recesión económica más prolongada de la historia.
A pesar de lo que digan los Keynesianos (del malvado Keynes hablaremos en el próximo artículo), el crack del 29 no fue provocado por el regreso al patrón oro, sino por el nuevo sistema monetario cambio de oro que permitía aumentar la masa monetaria sin ninguna restricción.
EL TRATADO DE BRETTON WOODS: EL DÓLAR DOMINA EL MUNDO
En 1944, las naciones llegaron al acuerdo de Bretton Woods acerca de un nuevo sistema de comercio mundial en el que Estados Unidos ocuparía el centro del sistema monetario internacional. A partir de ese momento, los bancos centrales de medio mundo utilizarían el dólar como moneda de reserva mundial, pudiendo sus divisas nacionales convertirse a dólares a una tasa de cambio fija y estos, a oro también a una tasa fija. En el nuevo sistema, las monedas de los países estarían respaldadas por dólares y éstos, por oro.
El teórico propósito de establecer una moneda común (el dólar) que estuviese respaldada por una cantidad fija de oro era crear mayor confianza y estabilidad en el comercio internacional. Sin embargo, para que este sistema se hiciera efectivo, Estados Unidos debía acumular el oro de los bancos centrales del resto de países y lo canjearía por a una tasa fija (35$/onza). En teoría, el sistema monetario seguiría vinculado al oro, aunque muy lejos del patrón oro clásico.
De acuerdo con lo establecido, los países miembros del tratado trasladaron enormes cantidades de oro a Estados Unidos y recibieron dólares a cambio. Con los dólares podrían comerciar. Así la FED actuaría como un banco central mundial y los bancos centrales de los países, como bancos regionales. Eso sí, ningún ciudadano podía cambiar dólares por oro. Este cambio estaba reservado a los gobiernos.
De este modo, Estados Unidos inundó el mundo con dólares, moneda que los bancos centrales de los países estaban obligados a utilizar para el comercio internacional. Toda compra-venta se debía llevar a cabo en dólares. USA se convirtió de facto en el Señor del mercado, que tenía el poder de ampliar la oferta de dólares a su antojo (imprimir billetes) para afianzar su poderío mundial.
FINAL DE BRETTON WOODS: ¡A IMPRIMIR BILLETES!
El sistema surgido de Bretton Woods «funcionó» durante 20 años, pero llegó el momento en que algunos países quisieron repatriar sus reservas de oro depositadas en Estados Unidos al percatarse de que el valor de su papel moneda llevaba años reduciéndose. Las divisas de los países miembros del tratado, respaldadas por el dólar, estaban perdiendo poder adquisitivo, debido a la masiva impresión de billetes por parte de la FED para financiar los gastos de la guerra de Vietnam. Para nadie era un secreto que, a finales de los 60, los dólares en circulación superaban con creces las reservas de oro depositadas en Estados Unidos.
Francia logró recuperar su metal precioso, pero otros países no tuvieron tanta suerte, porque, cuando en 1971 Estados Unidos vio menguar las reservas de oro en sus bóvedas, el presidente Nixon decidió de forma unilateral romper el tratado de Bretton Woods y poner fin definitivamente a cualquier relación del dólar con el oro.
A partir de ahí, sin respaldo en nada, el dólar se convirtió en una moneda fiat (basura). Libre de las ataduras del oro, Estados Unidos expandió su política monetaria hasta niveles nunca antes vistos. Imprimió papel moneda a tutiplén, lo que provocó una devaluación del dólar, reducción de su poder de compra y un aumento de los precios generalizado. La inflación que sufrió Estados Unidos en octubre de 1973 (antes del embargo petrolero) alcanzó el 7,8%. Huelga decir que el resto de monedas del mundo, respaldadas por dólares, no corrieron mejor suerte.
SISTEMA FINANCIERO MODERNO: LOS BANCOS
Al eliminar el patrón oro los bancos centrales pueden crear dinero de la nada. No hay nada físico que los limite. Pero no sólo los bancos centrales, sino cualquier otro banco. Y lo hacen cada vez que prestan dinero.
Cuando el sistema monetario estuvo bajo el patrón oro, un banco sólo podía prestar el dinero depositado por los ahorradores. Los fondos prestables debían coincidir obligatoriamente con el monto exacto de ahorros. Ahora, el sistema financiero, gracias a su sistema bancario fraccionario, puede prestar el dinero depositado mientras aún permanece disponible para el ahorrador. Usted cree que tiene 50000€, por ejemplo, en una cuenta de ahorros, porque al acceder a su banca online puede ver los dígitos en la pantalla de su ordenador. Sin embargo, ese dinero ha sido prestado o invertido por el banco en su mayor parte.
Este sistema fraccionario no es otra cosa que la creación de dinero de la nada. Piénselo. Por tanto, al crear dinero de la nada, la banca aumenta la masa monetaria. Y en este proceso falso encontramos la relación entre el tipo de interés y la masa monetaria. Cuando un banco central reduce el tipo de interés, fomenta el crédito. Es decir, al reducir el coste del dinero, las personas piden prestado ese dinero barato y, como resultado, se incrementa la masa monetaria, una masa totalmente ficticia, surgida del más absoluto vacío.
[bctt tweet=»Si la gente entendiera cómo funciona nuestro sistema financiero, creo que habría una revolución mañana por la mañana. – Henry Ford, 1922- » username=»»]
EJEMPLO RECIENTE. EL COVID19: ¡A IMPRIMIR BILLETES!
Para enfrentar la crisis económica debida a la plandemia por COVID19, la FED inició una política monetaria expansiva sin precedentes.
En primer lugar, bajó los tipos de interés al 0%, inyectó liquidez en el sistema bancario para que el crédito siguiera funcionando e inició un programa de compra masiva de bonos soberanos e hipotecarios, al mismo tiempo que el gobierno enviaba cheques a los ciudadanos y concedía créditos muy baratos a las empresas. Esto traducido a nuestro lenguaje significa que el dueto gobierno/FED encendió la maquina de imprimir billetes y la programó al máximo, poniendo en circulación un 24% más de dólares a finales de 2020. Un cuarto de los dólares existentes se han creado en menos de un año. Jamás se había imprimido tanto papel moneda en tan poco tiempo.
Las consecuencias no se han hecho esperar (y aún faltan más por venir). El endeudamiento de Estados Unidos, ya de por sí muy elevado antes de la plandemia, ascendió al 150% sobre el PIB, la devaluación del dólar frente a otras divisas mundiales fue casi inmediata y la inflación se encuentra en cotas no vistas en los últimos 40 años. En definitiva, se está esfumando la riqueza de la población y su poder de compra. Eso sí, los mismos de siempre se llenan los bolsillos.
RESUMEN: LA DECADENCIA DE OCCIDENTE
Los cambios en el sistema monetario llevaron al escritor y filósofo francés, Jacques Barzun, en su obra «Del amanecer a la decadencia», publicada en 2000, a identificar el final de la Primera Guerra Mundial con el punto de inflexión a partir del que se inicia la desintegración de Occidente.
La destrucción de Occidente se aceleró cuando el 15 de agosto de 1971 Richard Nixon suspendió la convertibilidad del dólar en oro, quedándose el sistema monetario global sin el respaldo de un activo real. De este modo, la economía pasó a depender de las decisiones de burócratas gubernamentales de bata blanca.
Una moneda sin respaldo en un bien físico, cuya oferta puede incrementarse imprimiendo billetes de la nada, otorga a los gobiernos un poder que se escapa a nuestra imaginación. Cualquier proyecto, por muy disparatado que parezca, puede ser financiado por el gobierno de turno sin pensar en el gasto.
El problema de esta expansión monetaria viene con el tiempo. Tarde o temprano hará aparición la inflación, subirán los precios de los bienes y servicios y la población se empobrecerá, porque tendrá que sufragar con su sudor los desmanes gubernamentales. Mientras tanto, los gobernantes y la banca se habrán enriquecido. Eso sí, a costa de un endeudamiento crónico y creciente, que parece no ser un problema de acuerdo con los postulados de Keynes, como veremos en el próximo post.
Este sistema monetario, que permite crear dinero de la nada, es el sueño húmedo de cualquier gobierno tirano y opresor, porque adquiere un poder casi ilimitado. Puede financiar sus iniciativas populistas, tener contenta a la masa borreguil, asegurar su reelección y esperar a que más tarde las nefastas consecuencias las asuma el ciudadano borrego que lo subió al «trono», quien verá mermado su poder adquisitivo y su riqueza.
PRÓXIMO ARTÍCULO EN CREACIÓN
Aquí termina el artículo. Con la información que le hemos proporcionado entenderá mejor el próximo post en el que explicaremos el desarrollo de la actual guerra económica, cuyo objetivo es dañar la economía estadounidense y destronar al dólar de la posición de dominio mundial. Un nuevo orden financiero y monetario internacional está a las puertas.
Principalmente, nos centraremos en la jugada maestra que está desarrollando Rusia, conocedora de la fragilidad de imprimir billetes de la nada. Al mismo tiempo China lleva un tiempo tratando de socavar el poder del dólar. Ambas potencias están poniendo en riesgo la hegemonía mundial de Estados Unidos y su dólar. Léalo ya: Nuevo Orden Mundial: Rusia y China desafían al dólar.
P´REZ&MÜLLER
Si le ha gustado el artículo “Guerra económica: La fragilidad de imprimir billetes basura”, compártalo en redes sociales. También puede suscribirse al blog para recibir por correo notificación de las nuevas entradas y recibir el “Compendio de Terapias Naturales” gratuitamente.
4 Comments on “GUERRA ECONÓMICA. LA FRAGILIDAD DE IMPRIMIR BILLETES DE LA NADA”
Muy buena explicación para principiantes
Muchas gracias, María. Nuestra intención ha sido hacer asequibles los conceptos para quienes poseen poca cultura económica y financiera. Reciba un cordial saludo.
Buen trabajo!! Gracias
Muchas gracias, Antonio. Un saludo.