¿ES USTED UN BORREGO?

Borrego psíquico
4.9
(48)

De acuerdo con la cultura popular1, el borrego -cría de la oveja- se caracteriza por su torpeza, dependencia, ingenuidad, docilidad y por ser fácil de guiar. Y creemos que no se equivoca la tradición en su apreciación. A la persona con dichas características las denominamos borrego humano.

Sólo tiene que observar un rebaño. Advertirá enseguida que los borregos se mueven apiñados (bien sea porque son excepcionalmente sociables o bien como consecuencia de su gran egoísmo, cuyo objeto no es otro que la supervivencia, o bien por ambas razones a la vez). Y si alguno, por un instante, se aleja del grupo, inicia un asustado y angustiado balar2. En seguida, aparece el perro pastor y lo guía con facilidad de regreso a la seguridad del rebaño.

Tan arraigado está en la cultura el concepto de borrego, que tiene su lugar incluso en el diccionario de la Real Academia Española, RAE. Y es que desde los albores de los tiempos la humanidad ha asociado simbólicamente a sí misma los atributos de los animales (léase –La transformación del águila: la renovación del sery – La sabiduría en el mito de la renovación del águila En este caso, borrego hace referencia a –un hombre que se somete gregaria o dócilmente a la voluntad ajena -. Y en su acepción coloquial, a un – hombre sencillo o ignorante –. Es lo que denominamos borrego humano

SENCILLO EJEMPLO DE CONDUCTA DEL BORREGO HUMANO

Hace un par de años, uno de los .hijos adolescentes de Jaakob, se burlaba de la vestimenta del padre. Según decía el jovenzuelo, Jaakob iba haciendo el ridículo con sus calcetines deportivos, que sobrepasaban unos centímetros los maléolos (protuberancias óseas del tobillo), cuando deberían lucir al ras de las zapatillas. Esa era la razón por la que no gustaba de practicar deporte con su padre. Unos meses más tarde, el hijo salía a pasear con los amigos alardeando de unos calcetines rojos hasta la mitad de sus tibias. Al ser preguntado sobre la causa de tan sorprendente cambio de actitud, respondía con un lacónico – ahora están de moda -.

De seguro que este hecho le parecerá a usted un tanto gracioso, propio de la ingenuidad de un chaval inmaduro; sin embargo, es muy frecuente que ocurra en personas de edad que, curiosamente, se creen autónomas, que piensan que eligen racionalmente entre diferentes alternativas, que son libres de decidir sus opciones. Si usted permanece atento3 se sorprenderá mientras es influenciado por la sociedad en muchas esferas de su vida. Por el mero hecho de relacionarse con el mundo, usted estará sometido a ciertas presiones que desembocarán con mucha probabilidad en un cambio de sus actitudes, opiniones, juicios, conductas e, incluso, de sus percepciones de las cosas. Lo peor de todo es que, muy a menudo, estas modificaciones ocurren de modo inconsciente, sin que usted se dé cuenta.

DEMOSTRACIÓN DE LA CONDUCTA HUMANA BORREGUIL

El psicólogo estadounidense Solomon Asch ideó en 1951 uno de los experimentos pioneros en la disciplina de la psicología social. En el célebre experimento pretendía demostrar la existencia del individuo autónomo y adalid de la verdad. A un grupo de personas (todas excepto una eran cómplices del experimentador) se le mostraba dos cartulinas. En una de ellas había tres líneas de longitud diferente y en la otra, una sola línea con la misma longitud que una de las tres de la otra cartulina. Las instrucciones que se les daba a los participantes (recuerde que todos estaban compinchados, excepto uno, que llamaremos el sujeto inocente) eran las siguientes:

 – Esta tarea consiste en discriminar entre diferentes longitudes de unas líneas que se exponen. Observe atentamente las dos tarjetas blancas que hay enfrente. En la de la izquierda solo hay una línea y en la de la derecha tres que difieren en longitud. Se han enumerado con los dígitos 1,2,3. Una de las líneas de la derecha es igual a la línea modelo de la izquierda. Tiene que decir cuál es, indicando su número. –

Asch

Cada participante debía responder una serie de preguntas (comparaciones entre dos cartulinas), 18 concretamente, semejantes a la de la imagen que mostramos arriba, y debía hacerlo en presencia del resto de participantes. Es decir, podía observar los juicios de todos sus compañeros de experimento. Parece sencillo, ¿verdad? Seguro que piensa que nunca habría cometido error en la discriminación de la longitud de las líneas. ¿De verdad cree que usted sería un defensor de su verdad a ultranza?. Pues no esté tan seguro.

CONCLUSIÓN DEL EXPERIMENTO

Las conclusiones del experimento sorprendieron al mundo de la psicología. Cuando los cómplices del experimentador respondían correctamente, el participante inocente apenas cometía errores (sólo un 0,68% de error). Sin embargo, cuando los compinches daban intencionada y premeditadamente respuestas erróneas, el ingenuo se equivocaba, cediendo a la presión del grupo, en un 32% de las preguntas.

CONFIRMACIÓN CIENTÍFICA DEL CARÁCTER DEL BORREGO HUMANO

A partir de este hito experimental se han sucedido muchos otros experimentos que han confirmado este fenómeno, denominado conformidad. Lo que demostró Asch fue que el ser humano puede modificar su opinión, actitud, conducta, percepción, etc., para conformarse a la opinión, actitud, conducta, percepción, etc., del grupo, por muy alejada que estas estén de la realidad. Sí, sí, ha leído bien. Aunque parezca extraño y difícil de creer, las tasas de conformidad con la opinión, actitud, percepción, conducta, etc., mayoritarias son elevadas, por muy absurdas que éstas sean.

El hijo adolescente de Jaakob cambió su opinión y percepción sobre los calcetines altos como consecuencia de la presión social. Su comportamiento varió al mismo tiempo: comenzó a pasear con los calcetines casi hasta las rodillas, conducta que antes le había parecido ridícula y vergonzante. La moda le esclavizó sin que se diera siquiera cuenta.

Hemos de preguntarnos qué sucedería en una situación más complicada, difícil o compleja, si en un problema tan sencillo como discriminar entre líneas de diferente longitud hubo una tasa de error (o conformidad) tan elevada, pero – esto es harina de otro costal –.

OTRO EJEMPLO MÁS DE BORREGO HUMANO

Otro ejemplo más. Desde hace una década Jaakob luce una poblada, pero recortada y bien cuidada barba. Los piropos más bonitos que ha recibido se relacionan con el adjetivo calificativo o sustantivo (según se utilice) guarro. Hace unos tres años comenzó a publicitarse por televisión cosméticos para la barba. Hombres guapos, musculados, dominantes y enérgicos alardeaban de barbas enormes. Nunca antes habíamos visto ese tipo de anuncios. Auguramos que la barba se pondría de moda en breve y, en efecto, no nos equivocamos. A los pocos meses, 6 de cada 10 hombres tenían barba al estilo talibán (hipster, como se llama actualmente). Desde entonces, Jaakob jamás recibió ningún piropo negativo.

LA GENERALIDAD, PERO NO TODOS

Aunque el borrego humano es una especie muy abundante (la mayoría), no todos lo son. Los hay también medio borregos (una mezcla entre borrego y cabrito). Con dificultad encontramos a los despiertos, o medio despiertos (que andan por el camino correcto). Una de sus características (no la única y ya las iremos desglosando en los siguientes post) es la facilidad con que muda su opinión, su percepción, su actitud, su conducta. Como consecuencia de ello, es fácilmente domesticable.

COMBATA SU TENDENCIA BORREGUIL

Parece difícil explicar por qué se produce este fenómeno de la conformidad. Por qué en lugar de resistirse, el individuo se conforma al juicio mantenido por el grupo (aunque esté sea absurdo). No obstante, las élites le dirán que esta manifestación de la psique humana es consustancial con la misma. Tratarán de convencerle de que sirve a la función superior de la creación de lazos sociales y de la cohesión grupal. A decir verdad, el ser humano no habría alcanzado el estadio evolutivo en que se encuentra de no haber sido por su sociabilidad, pero de ahí a rendirnos y postrarnos ante al hecho confirmado de la influencia social, sin oponer la mínima resistencia, hay un trecho.

El ser humano es un animal social y al mismo tiempo posee una mente individual. Por tanto, cabe preguntarse si hemos de disolver por completo nuestra individualidad en el fluido de lo social. Nuestra respuesta es que NO. No se trague todo lo que le digan. Cuestione cada información que le llegue y sea prudente en el examen de las cosas. Busque lógica, racionalidad y evidencia científica en los juicios del grupo, permanezca en silencio y escuche a su alma, y sólo después decida si conformarse a la opinión de los demás.

SALGA DE LA BURBUJA

Y está claro que mientras el grueso de la población siga en su burbujita de paz y amor, las élites, los lobos, los amos del NWO, seguirán pisándonos el cuello. Usted decide, ¿quiere seguir siendo un borrego y dormir feliz en su ignorancia, o prefiere estar despierto y saber qué está pasando a su alrededor, para defenderse?. Si decide esto último, será mal visto por el resto de los borreguitos (no es un término despectivo, – ¡El Diseñador nos libre! –), pero a cambio, habrá ingresado en la Hermandad de los perros pastores

… Y esto, tómelo usted como una ventaja. Pero ya sabe, -… esto es otra historia y deberá ser contada en otra ocasión… -.

Lea nuestros artículos relacionados: El experimento Milgram: Somos unos borregos. 

El experimento de la cárcel de Stanford.

La ventana de Overton.

P´REZ&MÜLLER

Rebaño de ovejas

1.- Según la RAE, la cultura popular es – el conjunto de manifestaciones en que se expresa la vida tradicional de un pueblo. – 

2.- Torpes, dóciles y dependientes, excepto el carnerito del anuncio de Volkswagen.

https://www.youtube.com/watch?v=vIRvUGzEnIs

3.- Según el budismo, la atención plena es una de las facultades que debe poner en práctica diariamente el ser humano en el camino de la iluminación. … Pero eso es otra historia y deberá ser contada en otra ocasión… -. La atención no es una aptitud patrimonio exclusivo de la sabiduría oriental. En la tradición espiritual judeocristiana posee un valor fundamental para el desarrollo espiritual: – …no durmamos como los demás, sino estemos alerta…- Ts 5:6

Si le ha gustado el artículo sobre el borrego humano, compártalo en redes sociales. También puede suscribirse al blog para recibir por correo notificación de las nuevas entradas. Un saludo y ¡fuerza en el salto cuántico!

 

¿Le fue útil este artículo?

Pulse una estrella para calificar

Puntuación media 4.9 / 5. Recuento de votos 48

6 Comments on “¿ES USTED UN BORREGO?”

  1. Superinteresante y muy cierto el fenómeno de la conformidad. Solo hay que mirar a nuestro alrededor para darse cuenta de que la mayoría se mueven según los dictados de las modas. Son como autómatas. Gracias.

    1. En efecto, Carmen. La toma de decisiones se encuentra totalmente condicionada por el grupo. No seremos capaces de elegir entre diferentes opciones en libertad hasta que no comprendamos que somos seres individuales, con un modo de ver y entender el mundo diferente, y nos rebelemos a la presión que conduce a diluirnos completamente en el grupo. Si te diluyes en la masa social, puedes desaparecer. Un saludo cordial y gracias.

  2. Jajaj, efectivamente, todos tenemos ese defecto que nos hace comportarnos como una oveja en un rebaño. Habría que sacar la oveja negra que todos llevamos dentro. Un buen artículo, muchas gracias.

    1. Así es. Deberíamos liberar a la oveja negra, que es mucho más reflexiva, racional y crítica. Un saludo y gracias, Edurne.

  3. Todos somos borregos, pero habría que estudiar si es bueno que lo seamos, a lo mejor así nos va mejor, quien sabe.

    1. Muy buen interrogante, Javivi. No cabe duda de que el ser humano es un animal gregario, es decir, que requiere del grupo para desarrollar su potencial y poder sobrevivir. Esto implica aceptar normativas consensuadas, a pesar de que algunos miembros no estén de acuerdo con ellas. Pero al mismo tiempo, es un ser individual, con voluntad autónoma y capacidad para tomar decisiones por sí mismo. Cómo un individuo (del latín, indivisible) puede integrarse en un colectivo y conservar su identidad ha sido ámbito de estudio de la psicología social durante décadas. Cuando formar parte de un grupo (una familia, por ejemplo) permite a la persona florecer, prosperar, madurar, evolucionar y perfeccionar como individuo, no hay problemas y la integración individuo-grupo resulta saludable. Sin embargo, si sucede lo contrario y el sujeto avanza al paso que marca el colectivo, incluso en detrimento de su bienestar psicofísico o el de los demás, es un borrego de los grandes. Lea nuestro post sobre el experimento Milgram. Le dejamos el enlace: https://humanidadalfa.com/2021/07/16/el-experimento-milgram-somos-borregos/ Un saludo cordial.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *