Ese artículo es una reproducción de un fragmento de nuestro libro “Odysseum, guía de naturopatía para el III milenio”. Vamos a tratar de introducir al lector en una de las herramientas más maravillosas para el tratamiento de los trastornos de la esfera psicoemocional: la terapia con flores de Bach o terapia emocional. Para ello, sobrevolaremos la increíble historia de su descubrimiento, así como los fundamentos filosóficos que dan forma a una etiología y etiopatogenia muy singulares.
Ni que decir tiene que no vamos a entrar a detallar las aplicaciones de cada remedio floral, lo cual va más allá de la intención de este artículo. Sin duda, abordar de modo minucioso la complejidad de la terapia floral de Bach requeriría la escritura de un libro completo.
LAS FLORES DE BACH. INTRODUCCIÓN
Con la exposición de la terapia floral de Bach, este libro llega a su término. Tal vez estés pensando que el hecho de haberla dejado para el final se deba a su menor relevancia. Nada más lejos de la realidad. Constituye un extraordinario método terapéutico que no solo aporta una visión más humanista y holística de la persona que sufre, sino que resulta enormemente eficaz en la prevención de la enfermedad y en el tratamiento de los enfermos. La terapia floral se ha convertido para el naturópata moderno en una piedra angular de su consulta. Junto con los remedios homeopáticos de elevada potencia, constituye la herramienta medicinal más efectiva para abordar el origen psicoemocional de la enfermedad.
Su prestigio se ha extendido más allá de los límites de las medicinas alternativas y una creciente proporción de psicólogos está conociendo e introduciendo en sus consultas la terapia floral de Bach. Fue desarrollada por el eminente médico, cirujano, bacteriólogo y homeópata británico Edward Bach (1886- 1936) quien, pese a su formación científica, llegó a la conclusión de que el origen esencial de la enfermedad no se encuentra en la dimensión física, sino en planos más profundos.
Antes de exponer la doctrina del doctor Bach, y a modo de colofón de este libro, vale la pena hacer una breve reseña de su vida, porque ejemplifica la odisea transformadora que se repite, de un modo u otro, en todos aquellos que encaminan sus pasos por el sendero de la naturaleza.
EDWARD BACH, EL DESCUBRIDOR
Bach finalizó sus estudios de medicina en el University College Hospital de Londres, donde trabajó en el campo de la inmunología y bacteriología durante años. Sus investigaciones le llevaron a descubrir que la alteración de ciertas bacterias residentes en el intestino se relacionaba con las enfermedades crónicas. En el ámbito de la inmunología, diseñó vacunas que adquirieron reconocimiento entre la comunidad científica. De hecho, durante la gripe epidémica de 1918 sus vacunas salvaron la vida a miles de soldados británicos.
Con todo, y pese a sus éxitos profesionales, sentía una enorme insatisfacción tanto por el enfoque y los procedimientos como por la efectividad real de la medicina de su tiempo. No compartía con sus compañeros de gremio la obstinación por conseguir resultados al combatir los síntomas físicos y la indiferencia a la hora de descubrir las verdaderas causas de la enfermedad, que a la sazón ya sospechaba Bach que se encontraban en la esfera psicoemocional y la personalidad del paciente.
Por desavenencias con la dirección, abandonó el University College Hospital y comenzó a trabajar en el London Homeopatic Hospital como patólogo y bacteriólogo. En esa institución tuvo la oportunidad de leer el Organon de Hahnemann y descubrió grandes similitudes entre sus planteamientos y descubrimientos y los postulados del fundador de la homeopatía. Su interés por la homeopatía agudizó su desengaño de la práctica médica y se acompañó con una inesperada atracción por la espiritualidad.
LA REVOLUCIÓN ESPIRITUAL DE BACH
Comenzó a hacerse preguntas y para obtener respuestas se adentró en el estudio de la sabiduría perenne. Si bien el doctor Bach ya poseía de forma innata una particular visión del mundo, este hecho acabó revolucionando su vida. Ya he descrito anteriormente que no es infrecuente observar cómo en situaciones de dificultad se abre una brecha en el corazón de las personas a través de la que brotan inéditas cuestiones trascendentales. Un trastorno físico o un conflicto psíquico, como el desengaño y decepción de Bach, pueden rasgar el velo que oculta el alma y permitir al ser humano penetrar en la profundidad de su yo.
LOS MISTERIOS DE LA INTUICIÓN
Una buena mañana de primavera, el doctor Bach se despertó albergando un impulso: debía viajar a su tierra, Gales, y retirarse un tiempo en la naturaleza. Aunque su atareada vida en Londres se lo impedía, cedió dócilmente a esa extraña intuición que había amanecido con él. En pleno recogimiento descubrió tres plantas, Impatiens, Mimulus y Clematis, cuya extraordinaria eficacia terapéutica pudo comprobar. Toparse con el poder sanador de tres sencillas flores del campo, después de la intuición de desplazarse a Gales, llevó a Bach al convencimiento de que tenía una misión en su vida, un destino que desde su nacimiento le tenía reservado la divinidad. Un extraño hechizo se apoderó del eminente bacteriólogo.
La decisión más radical de su vida no se hizo esperar. Abandonó por completo su vida en Londres y se trasladó a Gales con la intención de continuar profundizando en la investigación. Aunque fue duramente criticado por sus allegados al abandonar su puesto de trabajo y su laboratorio, de los que percibía importantes remuneraciones económicas, no cejó en su propósito. Había adquirido la certeza de que el logos universal, como me gusta denominarlo, guiaba sus pasos por un camino que aún no podía escrutar. Durante ocho años trabajó sin descanso, añadiendo plantas al repertorio del incipiente sistema floral hasta culminar finalmente con las 38 esencias florales que, según Bach, cubrían todos los “errores psicológicos” causantes de la enfermedad.

¿Sigue su intuición?
LA COSMOVISIÓN EN TORNO A LA TERAPIA DE FLORES DE BACH
Durante su retiro en Gales escribió los libros Cúrate a ti mismo (1931) y Libérate a ti mismo, (1932), en los que desarrolla su cosmovisión. Para Bach, el ser humano forma parte indisoluble e inseparable de una dimensión mayor: Fuerza Creadora, Principio Universal, Dios o como quieras llamarlo. No es difícil encontrar resonancias entre sus postulados y las cosmovisiones de los grandes y milenarios sistemas médicos tradicionales. Por otra parte, la persona está formada por dos elementos, que en estado de salud se encuentran en armonía: el Alma o esencia humana que forma parte de la Fuerza Creadora; y la personalidad o ego.
De acuerdo con los postulados del médico británico, el estado de salud óptimo se caracteriza por la relación equilibrada entre ambas facetas. Si la personalidad y el Alma se encuentran en sintonía, el ser humano expresa las virtudes superiores: amor, bondad, justicia, paciencia, templanza, etcétera, en definitiva, bienestar y felicidad. Cuando, por el contrario, ocurre una disociación y conflicto entre el Alma y el ego, se manifiestan los vicios más bajos.
RELACION EGO-ALMA EN LA TERAPIA CON FLORES DE BACH
¿Qué significa e implica exactamente la relación armónica entre el ego y el alma? De acuerdo con Bach, el ego debe conducirse por los dictados del yo espiritual, y no al revés. Cuando el ego toma las riendas de la vida de una persona, cuando se sienta en el trono y subyuga al yo espiritual, de modo que actúa siguiendo su propia voluntad —que en realidad es la de otros— aparecen “errores psicológicos” que traen consigo, como he dicho, los diferentes vicios humanos. No seguir los dictados del yo espiritual se traduce inicialmente en problemas emocionales y, más adelante, en la aparición de los síntomas físicos de la enfermedad. Por tanto, para Bach la enfermedad no tiene un origen en el plano físico, sino por encima de él, y “es enteramente el resultado de un conflicto entre nuestro Yo espiritual y nuestro Yo mortal”.
Además, la filosofía de Bach es teleológica, es decir, propone una finalidad para la enfermedad, una causa en el futuro, como muchos otros antes que él habían planteado:
La enfermedad es pura y exclusivamente correctiva; no es vengativa ni cruel, sino el medio adoptado por nuestras propias Almas para señalarnos nuestras fallas; para evitar que cometamos más errores; para encauzarnos de vuelta por el sendero de la Verdad y la Luz, del que nunca deberíamos habernos apartado… La enfermedad es, en realidad, para nuestro propio bien, y es beneficiosa, aunque podamos evitarla si tenemos una buena comprensión de ella, combinada con el deseo de hacer el bien.
SISTEMA TERAPÉUTICO: LAS 38 FLORES DE BACH
En lo referente a la práctica terapéutica, Bach desarrolló un sistema conocido como terapia emocional, que cuenta con las esencias altamente diluidas de 38 flores y árboles silvestres. Prescribía cada elixir tomando en consideración solo síntomas mentales, sentimientos, emociones, etcétera. En consonancia con los sistemas médicos tradicionales, Bach declaraba la existencia de una energía vital o fuerza de la vida que pierde su equilibrio natural cuando el Alma y la personalidad se escinden. En este sentido, la enfermedad tendría un origen secundario en un desequilibrio de nuestra energía, el cual propone restablecer a través de la información vibratoria proporcionada por las esencias florales. De este modo, el paciente conseguiría superar, en primer lugar, los estados emocionales negativos y, más tarde, reconocer y corregir la falta de sintonía entre el Alma y la personalidad.

Aunque necesario, tenga cuidado con el engañoso ego.
FLORES DE BACH PARA EL TRATAMIENTO DE TRASTORNOS FÍSICOS
Probablemente, habiéndote percatado de la insistencia con que Bach defiende el tratamiento del conflicto emocional de base, en este preciso instante estés preguntándote sobre la posibilidad de utilizar la terapia floral en la resolución de los trastornos de la dimensión física humana. La respuesta es que sí puede emplearse y con efectividad. Edward Bach fue uno de los pioneros de la medicina psicosomática, mucho antes de que el reconocido padre de esta disciplina, Franz Alexander, sentara sus fundamentos.
Sobre la base del convencimiento de que cada trastorno físico tiene su origen en un conflicto psicoemocional, Bach desarrolló un catálogo de síntomas físicos que asoció con su componente psíquico. Por ejemplo, afirmaba que quien sufre dolor encontrará, si busca dentro de sí, pensamientos estrictos y un carácter riguroso. Del mismo modo, vinculaba la debilidad musculotendinosa y ligamentaria, así como otros trastornos como la mala circulación, las varices y la fragilidad capilar, con el desinterés, el hastío, el aburrimiento y la desmotivación. Teniendo en cuenta estos nexos psicosomáticos, la prescripción correcta del elixir floral solucionará en primer lugar el conflicto emocional y, con el transcurso del tiempo, irán desapareciendo las manifestaciones físicas.
DESCUBRIMIENTO OPORTUNO DE LA TERAPIA EMOCIONAL
Un acontecimiento sorprendente se repite a lo largo de la historia: cuando la oscuridad abate cruelmente a la humanidad, aparecen personalidades que la iluminan. El hecho de que, en lugares diferentes de Europa, y en la misma época, aparecieran eminentes figuras como Priessnitz, Hahnemann o Bach, es para muchos uno de esos sucesos. Tengo la certeza de que el logos universal atrajo y guio los pasos de estos eminentes naturópatas, derramando sobre ellos su sabiduría, con la finalidad de que devolvieran a muchos al sendero de la naturaleza y pudieran sanar así los padecimientos que no hallaban alivio en la medicina científica.
Desde que apareciera por primera vez sobre la faz del planeta, la humanidad sufre y enferma. Espero que a estas alturas del libro hayas podido comprender la razón de ello: la defectuosa relación con la madre naturaleza. Sin embargo, la humanidad en general, pero muy en especial la occidental actual, se enfrenta a una de las peores enfermedades, muy profunda, oculta a sus ojos y, por tanto, sumamente difícil de desentrañar: la desconexión de su yo espiritual. No tengo la menor duda de que el espíritu del doctor Bach dio un paso adelante para descubrir los elixires florales que debían ayudar a paliar los estragos que el materialismo estaba produciendo desde hacía tiempo y habría de producir con mayor intensidad en el futuro. En propias palabras de Bach:
La acción de estos remedios es la de elevar nuestras vibraciones y abrir nuestros canales para la recepción del yo espiritual, para inundar nuestra naturaleza con la virtud en particular que necesitamos y eliminar el fallo que está causando el daño. No hay verdadera curación a menos que haya un cambio de perspectiva, paz mental y felicidad interior.
GRATITUD UNIVERSAL POR LAS FLORES DE BACH
Hoy en día, las flores de Bach son más necesarias que nunca. En las sociedades, principalmente las occidentales, esas que creen ir a la vanguardia del desarrollo, sobreabundan los líderes egocéntricos, tiranos, orgullosos, arrogantes, rígidos, fanáticos, destructivos y frustrados, así como las personas llenas de miedo, inseguridad, preocupaciones, desesperanza, sentimientos de culpabilidad, seres humanos vacíos, perdidos, desesperados, sin esperanza ni alegría. Con frecuencia, sus cuerpos gimen a través de diferentes trastornos físicos, al principio funcionales y más tarde lesionales, que tratan de advertirles de la desarmonía psicoespiritual que padecen.
Sin embargo, en lugar de inclinar sus oídos para escuchar lo que su yo espiritual tiene que decirles, desatienden toda llamada y continúan haciendo según los dictados, la voluntad y el pensamiento de otros. Para todas las personas que sufren, Bach descubrió las esencias florales con poder de restaurar y preservar la relación entre el yo mortal o ego, y el yo espiritual.
P´REZ&MÜLLER
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