TRATAMIENTO DE LA CANDIDIASIS CRÓNICA. CÓMO COMBATIR LA CÁNDIDA

Tratamiento de la candidiasis cronica
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En el artículo anterior describimos el origen intestinal de la candidiasis crónica, así como el amplio y colorido cuadro clínico con el que se manifiesta este desconocido problema de salud. En esta ocasión, sin olvidarnos del diagnóstico, vamos a tratar de detallar los pormenores del tratamiento de la candidiasis crónica.

Como adelantamos en en el primer post, a continuación, vamos a presentar un protocolo terapéutico que no sólo es barato sino eficaz para combatir y vencer a la candidiasis crónica. Se basa en cuatro etapas fundamentales, no necesariamente sucesivas, pues pueden solaparse, que el paciente debe seguir de forma minuciosa: la dieta, la erradicación, el reequilibrio y la reparación.

  • Dieta basada en la eliminación de los alimentos básicos para las cándidas.
  • Eliminación de las cándidas, más bien reducción de las colonias de cándidas intestinales, mediante el empleo de suplementos con demostrada actividad antifúngica.
  • Armonización a través del uso de suplementos probióticos y nutricionales para corregir la disbiosis y las posibles carencias, reforzando así la resistencia específica orgánica.
  • Por último, y no por ello menos importante, la reparación de los daños ocasionados por la cándida en la pared intestinal.

DIAGNÓSTICO DE LA CANDIDIASIS CRÓNICA

La candidiasis localizada en las mucosas de la boca o el aparato genital se diagnostica con relativa facilidad. El médico puede saber que se encuentra frente a un cuadro de candidiasis simplemente observando las lesiones características e interrogando por los síntomas. Para más seguridad, puede tomar muestras y llevar a cabo un cultivo con la intención de determinar la existencia de la cándida.

Cuando el médico sospecha que la cándida ha invadido de forma agresiva la sangre y los tejidos en un paciente con compromiso del sistema inmune, puede solicitar cultivos de sangre, biopsias, detección de antígenos, anticuerpos y del betaglucano.

Ahora bien, ¿qué sucede con un paciente que se queja de múltiples trastornos de salud, pero que aparentemente luce “saludable”? Y ¿qué hay de quien presenta una enfermedad crónica diagnosticada e insiste en que quizá haya sido ocasionada por una candidiasis crónica intestinal? En estos casos, si el médico cede y no lo acusa de hipocondríaco o seguidor de pseudociencias, es probable que le prescriba un cultivo de heces. No obstante, esta prueba no garantiza un diagnóstico fiable. Verá, la mayor parte de las poblaciones de cándidas se encuentran adheridas a la mucosa del intestino o mueren durante el tiempo de espera previo al análisis. De ahí que mucha veces la prueba de heces resulte negativa.

La única alternativa para un diagnóstico certero es que, en primer lugar, el profesional sea consciente de la existencia real del problema de salud conocido como candidiasis crónica de origen intestinal. De no ser así, el paciente no obtendrá solución a su afección. En segundo lugar, el diagnóstico debe basarse no tanto en las pruebas de laboratorio como en la clínica del paciente, actual y pasada, así como en el interrogatorio sobre sus hábitos dietéticos, estrés y consumo de fármacos.

TRATAMIENTO DE LA CANDIDIASIS CRÓNICA

No cabe duda de que la mejor opción es la prevención. Fomentar un estado de salud óptimo y prevenir la aparición de la enfermedad debe ser el objetivo primordial. Sin embargo, una vez instaurado el problema de salud, el terapeuta tiene que enfocarse principalmente en la corrección del trastorno, si bien no puede olvidar la necesidad de establecer los fundamentos para prevenir recaídas futuras. Esto es, un tratamiento y prevención al mismo tiempo.

Para ello proponemos el protocolo terapéutico de 4 fases.  

DEBILITAMIENTO A TRAVÉS DE LA DIETA

Cuando las cándidas se han multiplicado en el intestino y convertido en un agente patógeno de gran agresividad, el primer paso para un tratamiento eficaz no es atacarlas mediante antifúngicos. Previamente deben ser debilitadas haciéndolas pasar “hambre” durante 1 mes.

La dieta constituye la herramienta más eficaz para debilitar a las cándidas. Si desea conocer qué alimentos evitar y cuáles están permitidos, lea nuestro post sobre la dieta anticándida

Los pacientes con candidiasis crónica que sufren digestiones difíciles, pesadez, hinchazón abdominal, flatulencia y ardores (pirosis), que son la mayoría, deberían iniciar en esta etapa la suplementación con enzimas digestivas. Hay autores que recomiendan emplear también betaína hidroclorida. Estas ayudas podrían abandonarse a medida que los síntomas comiencen a ceder. 

Dieta para el tratamiento de la candidiasis crónica

ERRADICACIÓN DE LA CÁNDIDA

Tras un mes de seguimiento de la dieta anticándida debe iniciarse la segunda fase, que tendrá una duración de 3 meses (mínimo). Eso sí, no se puede prescindir de la dieta hasta el final del tratamiento de la candidiasis crónica.

Cuando las poblaciones de cándida han sido debilitadas, se procede a su drástica reducción mediante suplementos antifúngicos. Aunque existen numerosos antifúngicos naturales, cuyos mecanismos de acción contra las cándidas son diferentes (en algunos casos, poco esclarecidos), todos presentan una actividad anticandidiásica demostrada por la evidencia científica.

Por otro lado, cabe destacar la seguridad de los suplementos para eliminar la cándida, los cuales no presentan efectos secundarios, contraindicaciones, precauciones ni interacciones medicamentosas. Ejemplos de los más usados son el ácido caprílico, el extracto de semilla de pomelo, el ajo, el Pau d ‘Arco, el sello de oro, el aceite de orégano, el tomillo, el romero, etcétera.

En nuestra opinión, lo mejor es adquirir un suplemento en el que se combinen distintos antifúngicos. En todo caso, sea cual sea el preparado antifúngico comercial escogido, es muy importante iniciar la fase de eliminación con la dosis mínima e ir incrementándola gradualmente cada 4 días hasta alcanzar la dosis máxima recomendada por el fabricante. Si las cándidas son destruidas rápidamente, se libera gran cantidad de moléculas tóxicas (acetaldehído, entre otras), que podría ocasionar una crisis de desintoxicación severa con empeoramiento de la sintomatología. Para reducir la posibilidad de aparición de este molesto inconveniente, además de la progresividad en la dosis, se puede tomar molibdeno, un mineral que inactiva el acetaldehído al convertirlo en ácido acético.  

Con la finalidad de conseguir una mayor eficacia, hay terapeutas que recomiendan rotar distintos preparados antifúngicos durante los tres meses de tratamiento. Algunos proponen tomar un antifúngico diferente cada varios días y otros, cada mes. Todo dependerá de la respuesta del paciente al protocolo terapéutico.

ARMONIZACIÓN INTESTINAL Y ORGÁNICA

Esta fase del tratamiento de la candidiasis crónica, que se solapa en parte con la de erradicación y tiene una duración de 6 semanas, consta de dos pasos, que deben llevarse a cabo de forma simultánea. En primer lugar, se tratará de corregir la disbiosis mediante el empleo de probióticos y así equilibrar la microbiota intestinal. En segundo lugar, se buscará restablecer el equilibrio nutricional de las células del organismo. 

CORRIGIENDO LA DISBIOSIS. ESTABLECIENDO UN MICROBIOTA SALUDABLE

Un error muy común es tratar de llevar a cabo desde el principio el primer paso de esta etapa del protocolo. Si se pretende corregir la disbiosis antes de tiempo, no sólo se perderá el tiempo sino el dinero. Cuando la mucosa intestinal está inflamada, algo que acompaña siempre al síndrome de permeabilidad intestinal aumentada, las bacterias administradas en los suplementos probióticos no pueden colonizar el tracto digestivo. Además, las grandes poblaciones de cándidas no permitirán que las bacterias se asienten. Y, por último, la inflamación de la mucosa intestinal puede ocasionar una intolerancia a los probióticos y producir alergias, dermatitis, diarrea, etcétera.

Por tanto, el primer paso de la fase de equilibrio (corrección de la disbiosis) debe iniciarse cuando se haya reducido notablemente la población de cándidas en el intestino. Este momento variará en función de la persona: dos meses, tres meses o incluso más. Se puede conocer que la sobrepoblación de cándidas ha disminuido, cuando los síntomas del paciente comienzan a remitir con claridad. 

Existen en el mercado infinidad de suplementos probióticos. Para este protocolo recomendamos uno que contenga grandes cantidades de bacterias de las especies Lactobacillus acidophilus y Bifidobacterium bifidum. Cuanto mayor número de unidades formadoras de colonias (UFC) por dosis, mucho mejor.

Tratamiento de la candidiasis intestinal crónica: reequilibra tu flora intestinal

REESTABLECIENDO EL EQUILIBRIO NUTRICIONAL

El segundo paso de la fase de reequilibrio tiene como objetivo reestablecer el equilibrio nutricional celular. La disbiosis y la candidiasis crónica provocan malabsorción intestinal. Por consiguiente, el paciente muy posiblemente sufra de múltiples carencias nutricionales que deben ser corregidas. Dado que se requiere un sistema inmunitario fuerte para combatir la candidiasis crónica, se hace necesario restablecer el equilibrio nutricional. Para ello se emplean diferentes suplementos.

En general, los nutrientes más frecuentemente deficitarios en estos pacientes son las vitaminas del complejo B (en especial, la B6, B3 y B5), la vitamina C, el magnesio, el zinc y los ácidos grasos omega 3. En cualquier caso, debe ser el profesional de la salud quien evalúe los requerimientos específicos del paciente para prescribir una suplementación nutricional individualizada.

No pocos terapeutas están en desacuerdo con este protocolo. Los disidentes proponen que la fase de restablecimiento del equilibrio nutricional dé comienzo mucho antes, incluso desde el principio, junto con la dieta anticándida. En todo caso, resulta imprescindible -insistimos en ello- que se corrijan los muy posibles déficits nutricionales para abordar con garantía de éxito el tratamiento de la candidiasis crónica.

REPARACIÓN DE LA PARED INTESTINAL

En la última fase debe repararse la pared intestinal dañada. Al corregir el exceso de permeabilidad intestinal, y con ello la inflamación acompañante, se prevendrán futuras recaídas y, lo que es mejor, se pondrá fin al mecanismo etiopatogénico de múltiples enfermedades crónicas y degenerativas. Un intestino con la permeabilidad correcta es un seguro de salud

Ahora bien, para una mayor eficacia y ahorro económico (dicho sea de paso), esta fase debe iniciarse una vez se ha conseguido eliminar la infección por cándida, el organismo cuenta con los requerimientos nutricionales satisfechos y la microbiota intestinal está en equilibrio. La duración mínima será de dos meses.

Para la reparación de la pared intestinal se recomiendan una serie de nutrientes. El más célebre, que cuenta con gran apoyo en la evidencia científica, es el aminoácido L-Glutamina. También resultan de gran utilidad la vitamina A y los ácidos grasos omega 3. Este último vendría empleándose desde etapas previas del protocolo. Si desea saber más sobre el síndrome de permeabilidad intestinal, lea nuestro artículo aquí. 

Durante la etapa de reparación es aconsejable empezar a introducir gradual y progresivamente alimentos ricos en hidratos de carbono de alto índice glucémico, tales como la fruta y las patatas. Para incorporar a la dieta habitual los cereales y las legumbres, habría que esperar un poco más y, cuando se haga, también debe tenerse en cuenta la progresividad. Ni que decir tiene que los “alimentos” ricos en azúcar y harinas refinadas deberán ser desterrados para siempre. 

El regreso a la dieta normal y saludable es de enorme importancia. Si la incorporación de alimentos se lleva a cabo de forma gradual, la persona aprenderá qué tipos de alimentos le benefician y cuáles son perjudiciales para su salud. Este aprendizaje resulta esencial para prevenir futuras recaídas.  

Reparación de la pared intestinal

RECOMENDACIONES FINALES PARA EL TRATAMIENTO DE LA CANDIDIASIS CRÓNICA

El tratamiento de la candidiasis crónica no está al alcance de todas las personas. El protocolo exige meticulosidad, constancia y perseverancia.

En primer lugar, no todos están dispuestos a seguir la dieta estricta, la cual sin duda involucra un esfuerzo de voluntad considerable. De acuerdo con nuestra experiencia, la primera fase constituye el primer obstáculo serio para la sanación.

En segundo lugar, el tratamiento de la candidiasis crónica dura al menos 4 meses. En ocasiones, se prolonga más de 6 meses, sin contar el tiempo necesario para reparar la pared intestinal. La duración dependerá de la antigüedad del proceso patológico. Si la candidiasis crónica viene de muy antiguo, probablemente se requiera más tiempo para erradicarla. Algunos investigadores afirman que, por cada año de candidiasis crónica, se necesita un mes de terapia. Por tanto, los impacientes no tendrán éxito.  

En cualquier caso, no siempre debe atribuirse el fracaso o abandono del tratamiento al paciente. Los terapeutas también han de asumir parte de la culpa. El profesional de la salud debe conocer al detalle esta afección, su origen, los mecanismos etiopatogénicos, así como las posibilidades terapéuticas y su distribución en un protocolo razonable. Pero lo más importante es que el terapeuta tiene que llevar a cabo un seguimiento exhaustivo del paciente y ofrecerle un gran apoyo durante el proceso de curación.

No nos cabe la menor duda de que aquella persona que sea perseverante y concienzuda logrará ganarle la partida a la candidiasis crónica. Y no sólo eso, habrá aprendido lo necesario para prevenirla en el futuro y fomentar un estado de salud óptimo. 

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P´REZ&MÜLLER

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