LA IRA: CAUSAS, EFECTOS Y CÓMO CONTROLARLA

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La ira constituye una de las emociones básicas del ser humano y, como tal, es universal. No existe un solo ser humano que no haya sentido, en menor o mayor medida, la ira. Todos sentimos ira, también conocida como rabia. La ira es un estado del organismo, caracterizado por activación fisiológica, que nos impulsa a actuar de cierto modo. Esto es, tiene un propósito.

Como cualquier otra emoción, cumple determinada función y rinde ciertos beneficios. No debemos considerarla como completamente negativa. Por una parte, desde una perspectiva evolutiva, ha proporcionado enormes ventajas adaptativas a la humanidad. Por tanto, la ira cumple una función adaptativa. La ira se acompaña de cambios fisiológicos que permiten movilizar una ingente cantidad de energía. Nos prepara para repeler agresiones y deshacernos de amenazas. Por tanto, resulta muy útil en aras de la supervivencia.    

Por otra parte, constituye una poderosa fuerza motivadora. Nos proporciona el aliento y la energía necesaria para afrontar retos, deshacernos de los obstáculos y alcanzar los objetivos.

No obstante, se convierte en un serio problema cuando no somos capaces de controlarla. Puede intensificarse y explosionar, o bien, puede reprimirse y cristalizarse en las profundidades de nuestro ser. Ambos procesos evolutivos de la ira incontrolada traen consecuencias tremendamente perjudiciales para nuestras relaciones interpersonales y salud.

[bctt tweet=»La ira es un ácido que puede hacer más daño al recipiente en la que se almacena que a cualquier cosa sobre la que se vierte. -Lucio Anneo Séneca-» username=»»]

LA IRA EN LA ESPIRITUALIDAD

Que la ira mal gestionada se transforma en una fuerza destructiva no es una afirmación de la psicología moderna. Las tradiciones espirituales de cualquier parte del mundo advierten del daño que provoca al ser humano en su totalidad y a quienes lo rodean.

El texto sagrado hinduista, Bhagavad Gita, nos enseña que:

“Es únicamente la lujuria, que nace del contacto con la modalidad material de la pasión, la que luego se transforma en ira, y que es el peor enemigo de este mundo, enemigo que lo devora todo”

Según las enseñanzas de Buda, la ira es uno de los tres vicios causantes de la ilusión (Samsara).

En las Escrituras judeocristianas infinidad de pasajes nos muestran que la ira desordenada evidencia debilidad. Quien sabe controlar su ira es un ejemplo de fortaleza.

Exactamente la misma enseñanza extraemos del Corán, Sagrado texto del Islam, 

[bctt tweet=»El fuerte no es el que supera gente por su fuerza, sino que fuerte es el que se controla mientras sufre de ira. -Sagrado Corán-» username=»»]

Los primeros cristianos consideraron la ira como un pecado capital, no tanto por su importancia como por ser la fuente de la que emanan numerosos otros pecados. Relacionaron la ira con el egoísmo, estigma que se encuentra en el centro mismo de la naturaleza humana, y con el sentimiento de injusticia. De hecho, Dante Alighieri, en su Divina Comedia, define la ira como “amor por la justicia pervertido a venganza y resentimiento”.

LA IRA EN LA FILOSOFÍA

Los filósofos griegos como Heráclito, Sócrates, Platón y Aristóteles, entre otros, pensaban que la ira es la peor de las pasiones. Aristóteles, en su obra “La retórica” la define como:

“… creencia que tenemos de haber sido indignamente ofendidos, lo que nos produce un gran sentimiento de dolor, así como un deseo o impulso de venganza” 

Séneca, filósofo estoico de Roma, afirmó que la ira es el precipicio del alma, el más dañino de los impulsos, el que más sufrimiento ha ocasionado a la humanidad. No estaba de acuerdo con Aristóteles, ni lo estaría con la psicología moderna, en que la ira pudiera ser beneficiosa. 

CAUSAS DE LA IRA

Tres son las causas fundamentales de la ira: la frustración, el sentimiento de injusticia y el temor (miedo). Existen otras menos esenciales, que se encuentran englobadas por las anteriores, tales como la decepción, inseguridad, tristeza, impotencia, dolor, tener una baja autoestima

LA FRUSTRACIÓN

Según la teoría de la “frustración-agresión” de Sigmund Freud, la ira es el producto de expectativas insatisfechas. No conseguir aquello que se desea o no alcanzar los objetivos propuestos genera un estado afectivo que desencadena la ira.

En ocasiones, el deseo insatisfecho no es consciente. Se encuentra enterrado bajo las distintas capas que conforman al ser humano.

La psicología de la Gestalt afirma que ciertas necesidades insatisfechas provocan nuestro desequilibrio en relación con el entorno. La ira no sería otra cosa que una función bio-psicológica que permite la satisfacción de esas necesidades. Por ejemplo, la necesidad de ser reconocido o valorado.

SENTIMIENTO DE INJUSTICIA

A decir verdad, esta causa guarda una estrecha relación con la anterior. Todos nosotros poseemos un código grabado en nuestra mente que nos dice qué es correcto y qué no lo es. Disponemos de la capacidad particular de discernir sobre lo que es justo. Por tanto, el que se nos trate cómo no debería o no recibamos lo que creemos que merecemos, nos genera un dolor que desencadena la ira.

Por ejemplo, si creemos que es justo que nuestros hijos nos obedezcan, la ira aparecerá en el momento en que no cumplan las normas establecidas en el hogar.

La frustración como causa de la ira

MIEDO

No sólo la psicología profunda, sino la Medicina Tradicional China postulan que la madre de la ira es el miedo. Del miedo nace y el miedo alimenta la emoción de la ira. Ahora bien, muchos de nuestros miedos permanecen escondidos en las profundidades de nuestro ser.

Durante la infancia se nos enseñó que el miedo no es aceptable. De ese modo reprimimos nuestros miedos, los encerramos bajo llave en alguna oscura mazmorra de nuestro interior. En la vida adulta ya no los reconocemos ni aceptamos, pero siguen ahí. Por ejemplo, el miedo a ser abandonado.

FISIOLOGÍA DE LA IRA

El organismo responde frente a todo agente estresante con potencial para provocar un desequilibrio interno. Pone en marcha un mecanismo biológico descrito por Seyle en los años 50 y que denominó Síndrome General de Adaptación. Léase Adaptógenos: olvide el estrés y la fatiga.

Suponga que interpreta, por ejemplo, que ha sido perjudicado, que alguien ha abusado injustamente de usted. En ese preciso instante comienza a sentir la ira. Esta emoción se acompaña de ciertos cambios fisiológicos que, al movilizar un sinfín de recursos, ponen a su disposición una gran cantidad de energía. La razón de tal despliegue biológico no es otra que la defensa activa, la lucha. La intensidad de la activación fisiológica será proporcional a la de la emoción. Si usted no es capaz de controlar la ira y explosiona, los cambios fisiológicos que resumimos a continuación serán más acusados.

De forma inmediata se activa el Sistema Nervioso Simpático, que estimula a su vez a la médula adrenal para la liberación de adrenalina. Esto trae consigo: un aumento de la frecuencia cardíaca, de la tensión arterial, de la frecuencia respiratoria, del gasto cardíaco, una liberación de glucosa a la sangre, inhibición de la función gastrointestinal, etc.

Un poco más tarde el hipotálamo activa el eje hipotálamo-hipófisis-suprarrenal. Se libera cortisol (hormona del estrés) que estimula la liberación de glucosa a la sangre, el catabolismo de las proteínas y disminuye la actividad de la corteza prefrontal, donde reside la capacidad de pensamiento consciente.

Aunque haya podido controlar la explosión de ira, puede que no haya sido capaz de gestionarla adecuadamente. Si usted la reprime en lugar de canalizarla y librarse de ella, la activación fisiológica disminuirá de intensidad. Pero no desaparecerá. Esta activación fisiológica crónica, aunque de bajo nivel, acabará agotando la energía disponible para mantener su salud.

CONSECUENCIAS DE LA IRA EN LA SALUD

La ira puede variar de intensidad. Entre la simple molestia y la explosión de furia descontrolada, existe un espectro de emociones relacionadas. Podría afirmarse que la ira es el nombre que se da a toda una familia de estados emocionales. La irritación, nerviosismo, indignación, enfado, enojo, rabia, etc. son tipos de ira que difieren según su intensidad.

La intensidad de los cambios fisiológicos variará de acuerdo con la magnitud de la ira. Cuanto mayor sea la emoción, tanto mayor será la activación de su Sistema Nervioso Simpático y la liberación de adrenalina. Pues bien, la explosión de furia provoca una activación excesiva que afecta negativamente la salud cardiovascular. Se encuentra relacionada con la aparición y desarrollo de enfermedad cardiovascular. Reconocer el momento en que la ira deja de ser beneficiosa y se convierte en un problema es el primer paso en el manejo de la misma.

Peor aún resulta, si los episodios de ira son recurrentes. El Trastorno Explosivo Intermitente es una enfermedad psiquiátrica caracterizada por accesos agresivos y violentos. Existe evidencia científica suficiente para afirmar que estos trastornos de ira aumentan el riesgo de padecer no solo enfermedades cardiovasculares, sino diabetes, artritis, úlceras, cefaleas y dolor crónico. La causa parece encontrarse en la inflamación crónica de bajo grado que padecen quienes son incapaces de controlar su ira. Se ha demostrado la relación existente entre la ira recurrente y un aumento de los biomarcadores de la inflamación, como la Proteína C Reactiva y la Interleucina 6.

En definitiva, la ira provoca inflamación de bajo grado, que habitualmente pasa desapercibida. No obstante, se relaciona con la aparición de enfermedades como:

  • Alergias.
  • Asma.
  • Artritis.
  • Hipertensión.
  • Hipercolesterolemia e hipertrigliceridemia.
  • Enfermedades de tipo crónico-degenerativo, como Parkinson, Alzheimer, diabetes, y cáncer.

Efectos dañinos de la ira sobre la salud

IRA REPRIMIDA

No crea que su salud se encuentra a salvo, si es usted de aquellos que optan por reprimir la ira. Tanto los que no la controlan y acaban explosionando en una intensa furia, como quienes la ahogan en su interior, destrozan el equilibrio y la armonía de su medio interno. Y también de su entorno social.

Con seguridad, a lo largo de su vida haya aprendido que enfadarse no es socialmente aceptable. Y no le falta parte de razón a quien le entregó esa enseñanza. La ira desmedida ocasionará efectos indeseables para usted y para quien le rodea. Sobre todo cuando su intensidad excede ciertos niveles tolerables y viene acompañada de acciones violentas y agresivas. De seguro que sus relaciones interpersonales se verán afectadas.

No obstante, reprimir la ira no es la solución. Perderá la posibilidad de conocerse mejor a sí mismo y en ningún modo podrá deshacerse de ella. Permanecerá latente y saldrá a la luz una y otra vez. Con mayor o menor intensidad, pero aparecerá. Si alguna vez se sintió dañado y no gestionó la ira adecuadamente, sino que la interiorizó hasta cristalizarla en su alma, será un esclavo de ella.

La activación fisiológica crónica resultante de la ira reprimida le ocasionará más temprano que tarde problemas de salud.

  • Incrementos de la tensión arterial y glucosa en sangre.
  • Aumento del riesgo de enfermedades cardiovasculares.
  • Hipercolesterolemia.
  • Deterioro del Sistema Inmunológico. Aparición de enfermedades infecciosas. 
  • Enfermedades gastrointestinales y dermatológicas.
  • Disminución de la capacidad de concentración, de aprendizaje y memoria.
  • Síntomas inespecíficos como cefaleas, insomnio, irritabilidad, problemas digestivos. 
  • Fatiga y falta de energía.
  • Pérdida de la libido y la potencia sexual
  • Aparición de ansiedad y depresión.

Ira reprimida

LA PERSPECTIVA DE LA MEDICINA TRADICIONAL CHINA

En más de una ocasión hemos comentado la relación que la Medicina Tradicional China establece entre el hígado y la ira. Este sistema médico milenario afirma que el desbordamiento de la ira, su excesiva duración y la represión de la misma ocasionan problemas de salud.

DESBORDAMIENTO DE LA IRA

El desbordamiento de esta emoción, así como su duración excesiva pueden originar la elevación del Yang del hígado. También suele decirse que el fuego del hígado se aviva, apareciendo síntomas como:

  • Cefaleas.
  • Vértigos.
  • Cara caliente y roja. Ojos rojos.
  • Fotofobia.
  • Acúfenos (escuchar pitidos).
  • Boca seca.
  • Insomnio.
  • Pérdida de memoria.
  • Dolor lumbar y de rodillas.

Si la ira se produce durante la digestión se ve afectada la energía del estómago e intestino. En este caso, aparecen síntomas como dolor y distensión abdominal, diarrea o estreñimiento.

Otro órgano que sufre el desbordamiento de la ira es el corazón, que rige la energía mental y psicológica. El fuego de corazón se incrementa, lo que puede originar trastornos en su funcionamiento.

IRA REPRIMIDA

La represión de la ira ocasiona un estancamiento del Qi. De forma inmediata aparecen molestias en las costillas, sensación de bola en la garganta, suspiros frecuentes, estreñimiento, sueño inquieto e incluso pesadillas. Con el paso del tiempo empeora el cuadro, pudiendo presentarse:

  • Alternancia diarrea-estreñimiento.
  • Opresión torácica.
  • Distensión abdominal.
  • Menstruaciones dolorosas, irregulares y abundantes.
  • Melancolía, tristeza, ansiedad y finalmente depresión.
  • Tumoraciones, como quistes, miomas, etc

CÓMO CONTROLAR LA IRA

Recordamos un ejemplo excepcional de control y gestión de la ira sucedido cuando estudiábamos en el instituto. La hazaña la llevó a cabo uno de nuestros compañeros. Era un estudiante malo, mal educado, descuidado y negligente en todos los aspectos. Los intentos de los profesores por corregirlo habían sido infructuosos.

Un día, el profesor de biología, un hombre serio, distante y severo, le expuso con su retórica característica lo que todo el mundo pensaba del alumno. Fueron tres frases magistrales por su estructura, aunque no por su contenido. Sus palabras resultaron humillantes a todas luces. En resumidas cuentas, le declaró que era una “basura humana”. En aquel momento pensamos que ardería el instituto; no obstante, el compañero permaneció inmutable, en silencio. Creíamos que la venganza no tardaría en llegar. Tal vez le pinchase las ruedas del coche o se lo quemase. O quién sabe si algo peor. Pero no fue así.

Una vez fuera de clase, el compañero nos dijo, para nuestra sorpresa, con los puños cerrados, el ceño fruncido, los labios apretados, la cara inyectada en sangre y con agrias lágrimas que brotaban de sus ojos, que no se rendiría hasta que pudiera demostrarle al miserable profesor de qué material estaba diseñado. Consciente o inconscientemente, el profesor despertó una bestial ira en el alumno. Éste la controló y la canalizó, convirtiéndola en una descomunal fuerza motivadora.

Hoy en día aquel alumno es un farmacólogo exitoso, con varias líneas de investigación abiertas relacionadas con la salud. Nunca le remitió al profesor de instituto, de aquella ciudad pequeña de nuestra adolescencia, la carta humillante que años antes se había propuesto escribirle. Muy al contrario, se puso en contacto con él, concertó una cita sólo para presentarle sus respetos, expresarle su admiración y agradecerle las tres frases que despertaron al monstruo dormido.    

CONSEJOS PARA CONTROLAR LA IRA

El caso que hemos relatado es excepcional. Para la mayoría de los mortales no resulta tan sencillo gestionar la ira. De hecho, muchos pensadores han declarado la dificultad que entraña hacerlo. Cheng Hao, filósofo chino del siglo XI, afirmó

[bctt tweet=»Entre todas las emociones humanas, la ira es la más fácil de provocar, pero la más difícil de controlar.  -Cheng Hao-» username=»»]

Con todo, creemos que siguiendo las directrices que proponemos a continuación le resultará asequible lidiar con su ira. Eso sí, de ningún modo sin esfuerzo y tiempo.

Tenga en cuenta que esta emoción básica la conforma un amplio espectro de emociones que difieren según su intensidad. Si espera a controlar la emoción cuando ésta ha alcanzado una magnitud importante, le será complicado dominarla. Debe actuar incluso antes de que aparezca. Usted puede hacerlo. Debe saber que es más fuerte de lo que cree.

[bctt tweet=»Cada uno de nosotros es más fuerte de lo que piensa –Marco Aurelio-» username=»»]

A excepción del primer consejo, los siguientes no tienen por qué llevarse a cabo por ese orden. Las circunstancias y situaciones en las que usted sentirá ira puede que impidan seguirlas en orden o efectuarlas todas. Escoja, combine y ordene aquellos consejos que mejor se adapten a la situación.

DEJE DE SER UN ESCLAVO

Aunque los filósofos estoicos pensaban que las emociones podían permanecer absolutamente bajo nuestro control, creemos que se equivocaban. Nadie puede despojarse de las emociones. Nadie debería querer hacerlo, porque perdería su esencia humana. Las emociones son útiles, cumplen funciones y aparecen con un propósito. Usted debe escucharlas, sentirlas, prestarles atención. Algo quieren decirle. Sobre los mensajes que la ira trae desde las profundidades del alma trataremos en otro post.

La ira desbordada tiene efectos muy nocivos, como ya sabe. Pero el peor de todos es que nos convierte en esclavos. Sin que nos demos cuenta nos convertimos en súbditos que rinden pleitesía al peor de los tiranos. Así que sea consciente de este hecho: si no controla sus emociones, ellas le controlarán a usted.

El primer paso consiste en proponerse firmemente dejar de ser un esclavo. No queremos decir que su razón prevalezca sobre sus emociones. La emoción es importante para el buen uso de la razón. Sin embargo, debe existir un equilibrio y para ello tiene que controlar su ira.

La ira le esclaviza

NO PERMITA QUE EL FUEGO DE LA IRA SE EXTIENDA

Para comprender la evolución de la ira podemos usar las metáforas de la olla a presión o del incendio de un bosque. Un pequeño fuego puede hacer reventar una olla de acero o destruir un bosque entero. Debe saber que la ira va escalando en intensidad, si no le le pone remedio.

Cuando por alguna razón sienta que el fuego de la ira se extiende, cuando los fluidos corporales hiervan y la presión parezca insostenible, quizá sea tarde para evitar la explosión. Debe atajar el incendio antes de que alcance ese momento.

¿Qué haría usted si a su olla a presión le falla la válvula de escape? Sin duda, retirarla del fuego, ¿no es cierto? De la misma manera, al sentir que la ira crece debe retirar el fuego o apagarlo. No espere, pues de lo contrario podría ser inevitable la expresión de su fuerza destructiva.

GUARDE SILENCIO, NO SE MUEVA Y RELÁJESE

No espere para atajar la ira creciente, pero espere antes de hablar o ejecutar alguna acción. Durante la ira nuestra razón se encuentra obnubilada, por lo que es muy frecuente decir o hacer algo de lo que posteriormente nos arrepintamos o avergoncemos. Tómese unos segundos. Tal vez 15 sean suficientes. 

Al mismo tiempo trate de relajarse. Respire profunda y lentamente. Retenga el aire unos segundos y exhale con rapidez. Repita este ciclo unas cuantas veces. Resulta más eficaz espirar el aire con rapidez que lentamente para atajar la ira que se desborda. De todas formas, pruebe ambas opciones.

Si la situación lo permite, realice una visualización mientras respira. Imagínese en su rincón del mundo preferido (montaña, playa,…) y trate de sentir el sol sobre su piel, la brisa, el olor, los sonidos,… Sobre técnicas de relajación escribiremos otro post más adelante.

Esta medida no sólo es útil de forma inmediata para controlar la ira y evitar su desbordamiento. Guardar silencio, hacer ejercicios respiratorios y visualizar son actividades a las que debería hacer un hueco en su agenda. Busque tiempo y realícelas varias veces por semana con el objetivo de traer más de paz a su vida.

BUSQUE UN LUGAR TRANQUILO

Tener un tiempo de soledad, para uno mismo, es uno de los mejores consejos para combatir el estrés. Bajo la protección de ese lugar solitario podrá reflexionar. Medite sobre la causa desencadenante, acerca del origen profundo de su ira, trate de no enfocarse en lo que le ha dañado y céntrese en identificar las posibles soluciones,…

Busque un lugar tranquilo para estar en soledad

NO REPRIMA SU IRA. EXPRÉSELA

Cuando haya podido controlar el fuego de la ira, debe exteriorizarla. Trate de expresarle a la persona que le ha ofendido (por ejemplo) aquello que le ha molestado. No lo haga con violencia o agresividad verbal ni buscando la confrontación. Use la habilidad social de la asertividad. Defienda su postura con calma y educación, sin faltar el respeto.

Ni la exteriorice violentamente ni se la guarde para usted. Si cree que alguien le ha tratado injustamente, debe expresar su malestar siendo asertivo. No agreda, pero tampoco se someta. Respete al otro y respétese a sí mismo.

APRENDA A ESCUCHAR

Ya sabe que debe pensar lo que va a decir antes de soltar alguna barbaridad. La comunicación, no obstante, consta de emisor y receptor. Usted debe hablar y hacerlo con asertividad, pero también debe escuchar y hacerlo con la voluntad de comprender. No hable usted solo. Escuche atentamente lo que la otra persona tiene que decir. Si permanece vigilante, tal vez reciba instrucción sobre los motivos de su ira de quien menos lo espera. En muchas ocasiones, los otros perciben mejor la viga en nuestro ojo que nosotros mismos. 

«Pero que cada uno sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para la ira.» -Epístola de Santiago-

NO ECHE LA CULPA A NADIE

Cuando exprese sus sentimientos y los motivos que los desencadenaron, no critique, no dañe, no ofenda, no descalifique y no eche la culpa a nadie. Si le irrita que su pareja vea la televisión a todo volumen, dígale que le molesta. No le diga que está sordo/a o que es culpable de que su hogar se haya convertido en un nido de locos.

No culpabilice a nadie de su ira

CONOZCA EL PODER DEL PERDÓN

Perdonar genera beneficios. La ira contenida, el resentimiento, el rencor, el odio, etc, acaban consumiendo su energía y el desequilibrio estará a las puertas. Deje pasar la ofensa y no exija una compensación por el daño sufrido. Ahora bien, perdonar no significa que usted

  • Apruebe la ofensa
  • Actúe como si nada hubiera pasado.
  • Considere como bueno lo que realmente es malo.

No puede permitir que se aprovechen de usted. No le ría la gracia al ofensor, simplemente pase por alto la ofensa. Si ha sido realmente dañado, ha expresado su preocupación y el ofensor no modifica su actitud, no permita que la ira le consuma. Piense en los beneficios que traerá a su vida no retener la ira.

En definitiva, perdonar no significa aprobar la ofensa, sino pasarla por alto y dejas atrás la ira. 

REDIRIJA LA IRA DE MODO CONSTRUCTIVO

En el ejemplo, el alumno canaliza su ira magistralmente. Frente a la ofensa no se dispone a destruir, sino a construir. Construir un futuro para que quienes pensaron de él que era “una basura humana” tuvieran que morderse la lengua. La válvula por la que liberó la presión de la ira fue la propuesta firme de un objetivo. Transformó la descomunal energía movilizada por la ira en un propósito de vida. La más dañina de las emociones se convirtió en la fuente de su motivación, en una poderosa fuerza de construcción. 

Trate de hacer lo mismo. Elimine de su pensamiento toda idea destructiva y formule un objetivo, trace un plan. Desde el inicio del camino la ira se disipará. 

BUSQUE EL ORIGEN DE LA IRA Y CAMBIE SU MODO DE PENSAR

En el origen de la ira se encuentra muchas veces la frustración. Aprenda cómo combatirla.

Descubrir la necesidad insatisfecha o los miedos profundos requiere de un ejercicio de introspección, de autoconocimiento. El ser humano posee una estructura semejante a la de la cebolla. Tenemos numerosas capas superpuestas. Debemos indagar qué mensajes nos trae la ira desde las capas más profundas. De ello trataremos en otro post.

En cualquier caso, es muy útil tomar consciencia de que difícilmente podrá controlar algo o a alguien. La complejidad de la existencia la hace incontrolable, por lo que debe aprender a distinguir lo que depende de usted de lo que no. Olvídese de gobernar cada dinámica y fenómeno que ocurren a su alrededor. Más aún si se trata de personas. La complejidad humana es inabarcable. No puede dirigir a las personas como si fueran autómatas. Cada una de ellas posee un particular modo de ver el mundo y es responsable de lo que piensa, dice y hace. Usted no puede controlarla ni responsabilizarse de sus actos. Lea Epicteto, el estoico de la libertad

El mundo que le rodea es imperfecto. Usted es imperfecto. Las personas que tiene a su lado no sólo son diferentes a usted, sino que no son perfectas. Nadie lo es. No busque la perfección en el mundo cuando usted es imperfecto. No pretenda dominarlo todo, cuando no es capaz de dominarse a sí mismo.  

Cuando comience a airarse trate de prestar atención a los pensamientos atropellados que resuenan en su cabeza. Probablemente sean negativos “soy un desastre”, “eres insoportable”, “lo hace a propósito”, etc. Intente sustituirlos por pensamientos positivos “no es tan terrible”, “tal vez no sepa que su actitud me fastidia”, “puedo superarlo”, etc. Los pensamientos y las acciones son lo único que dependen de usted y, por tanto, se encuentran bajo su control. Así que trate de corregirlos mientras se repite lo que afirmaba Epicteto «No son las cosas las que turban a los hombres, sino la opinión que de ellas se forman.«

Cambie su modo de pensar

REALICE ACTIVIDAD FÍSICA, ALIMÉNTESE CORRECTAMENTE Y TOME ADAPTÓGENOS

La actividad física es uno de los medios más eficaces para adquirir paz y serenidad. Mejorará su función cardiovascular, su metabolismo, su estado anímico, etc. Así que debe hacer un hueco en su agenda semanal para ello.

Siga las recomendaciones dietéticas que propone la Medicina Tradicional China para el equilibrio energético de su hígado. Puede leerlas en el post sobre la astenia primaveral. 

Si a lo anterior le añade la toma de un adaptógeno, incrementará más aún su resistencia física y psicológica frente a cualquier tipo de estresor. Le recomendamos la Rodhiola.

TENGA PACIENCIA

Por último, tenga en cuenta la virtud de la paciencia no sólo para gestionar la ira, sino para cualquier aspecto de su vida. A través de la paciencia acabará persuadiendo a los demás y a usted mismo. Aprenda a esperar. El fruto de su esfuerzo llegará. 

P´REZ&MÜLLER

Actividad física y felicidad

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12 Comments on “LA IRA: CAUSAS, EFECTOS Y CÓMO CONTROLARLA”

  1. Muchas gracias por el gran artículo. Muy completo. Se tratan los beneficios, los perjuicios y se dan soluciones prácticas para canalizar la ira y aprovecharla a nuestro beneficio.

    1. Gracias a ti, Marta, por tus palabras. Son reconfortantes y motivadoras. Gracias, de nuevo.

  2. muchas gracias por la informacion tan detallada y plena de como esta emocion nos ayuda o destruye

  3. Gracias por el artículo, es enriquecedor. Yo tengo misofonía y no consigo ni reprimir ni controlar la ira, y ya voy notando desde hace años problemas de salud relacionado con ese gran desequilibrio interno. Está muy bien expresado lo de sentirse esclava del peor d los tiranos. Gracias

  4. Esta informacion me a ayudado a ya que entiendo la importancia de saber el origen de la ira en mi. Me da esperanza que puedo lidiar con ella en una forma positiva y hacer algo positivo con ella. Tambien me deja ver la coneccion espiritual y fisica y los resultados de si o no manejarla.

    Por este medio pido permiso para usar parte de este material o dejeme saber como debo hacer para obtener permiso de usar parte de este articulo.

    Gracias

    1. Muchas gracias, Juanita, por su comentario. Tiene usted permiso para emplear la información disponible en nuestra web como desee. Reciba un cordial saludo.

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